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Monopolios privados frente a servicios públicos Veolia y Suez: la nueva cara de los gigantes privados del agua
A principios de 2022, Veolia completó la adquisición de gran parte de los negocios y contratos de su principal competidor, Suez. Los dos gigantes franceses dominan desde hace años el mercado mundial de la gestión privada del agua y los residuos, muy por delante de todos sus competidores. Desde los años ochenta han intentado ampliar la privatización de estos servicios a nivel internacional, a menudo con el apoyo del gobierno francés y de las instituciones financieras internacionales. Han conseguido ampliar su alcance, pero también han fracasado en muchos aspectos gracias a la vigilancia de los sindicatos y la sociedad civil. En muchos países del mundo, y en particular en su bastión histórico de Francia (París, Niza, Lyon...), empezó a producirse una oleada de desprivatizaciones y remunicipalizaciones del agua que les empujó a cambiar su estrategia, en particular insistiendo más en sus soluciones tecnológicas.
La adquisición de Suez por Veolia puede leerse como una respuesta a estas dificultades y un reflejo de estos cambios estratégicos:
Veolia compra una parte de los contratos y actividades de Suez para reforzar su propia posición frente a la competencia y frente a las autoridades públicas que privatizan o piensan privatizar su gestión del agua o de los residuos.
Veolia adquiere un monopolio de facto en ciertas tecnologías (por ejemplo, el tratamiento de aguas residuales) y mercados, que el grupo considera que serán cada vez más cruciales en el contexto de la crisis climática y la escasez de recursos.
Veolia se reposiciona como proveedor de "soluciones climáticas" (tecnologías, servicios, uso de datos), y no sólo como gestor privado de servicios públicos. Esto debería permitirle captar una parte de la financiación que los gobiernos y las instituciones financieras internacionales dedicarán a la lucha contra el cambio climático y a la transición.
La adquisición de Suez por Veolia es también una ilustración del "capitalismo de amigos" al más alto nivel del Estado francés. Aunque se trata de empresas privadas, la operación ha sido apoyada por el presidente francés Emmanuel Macron y su entorno, por parte del gobierno francés, y solo ha sido posible gracias al apoyo financiero de la Caisse des dépôts et consignations, una institución financiera pública. En lugar de preocuparse por la defensa y el desarrollo de los servicios públicos, los dirigentes políticos franceses se han dedicado principalmente a favorecer el desarrollo de los "campeones" privados, en un contexto de amplios conflictos de intereses.
¿Quién tendrá el control sobre qué?
Tras adquirir Suez en su totalidad, Veolia optó por quedarse con parte de ella y vender el resto a un consorcio de instituciones financieras, entre las que se encuentran Meridiam, Global Infrastructure Partners y la Caisse des dépôts et consignations. El objetivo de esta reventa era evitar que la operación fuera prohibida por las autoridades de la competencia. Así pues, Veolia construyó su propio pseudocompetidor desde cero y trajo a financieros sin experiencia real en el sector del agua y los residuos para que tomaran el control.
Así pues, las actividades transferidas de Suez a Veolia serán principalmente :
Las actividades relacionadas con el agua y las aguas residuales en Norteamérica (incluyendo United Water y WTS, antes GE Water)
El grupo Agbar, es decir, las actividades de agua y aguas residuales en España y América Latina
Actividades relacionadas con los residuos en Australia, Reino Unido y China, así como la planta de reciclaje de plásticos de Suez en Tailandia
Las actividades retenidas dentro del "nuevo Suez" serán principalmente
actividades de agua y residuos en Francia
contratos de agua en Europa, África, Asia y Oceanía (Senegal, Marruecos, Italia, República Checa, Polonia, Asia Central, India, Bangladesh, Sri Lanka, China, Australia y Nueva Zelanda)
las llamadas actividades SES (smart & environmental solutions) dedicadas a las ciudades inteligentes.
Según las estimaciones oficiales, tras la fusión y la creación de la "nueva Suez", la plantilla de Veolia debería pasar de unos 180.000 a unos 230.000 empleados (+28%), y su volumen de negocio anual de 26 a 37.000 millones de euros (+42%). El volumen de negocio de la nueva Suez bajaría de 17.200 millones de euros a 7.000 millones (-59%) y su plantilla de 88.800 a 40.000 (-55%). Ambas partes han prometido mantener los puestos de trabajo durante 4 o 5 años, pero principalmente para los empleados de Francia, y estas promesas no son vinculantes.
Consecuencias y riesgos para África
África sigue siendo minoritaria en las actividades de Veolia, que ha perdido contratos históricos en muchos países africanos (como recientemente en Gabón). Veolia sólo está presente en la gestión privada del agua en Marruecos (Tánger-Tetuán y Rabat-Salé) y en Níger, así como en proyectos más centrados en las tecnologías de tratamiento en Namibia y Sudáfrica. La adquisición de parte de las actividades de Suez le permitirá lanzarse de nuevo a la conquista del continente, probablemente apoyándose principalmente en argumentos tecnológicos.
Para la "nueva Suez", recortada de las actividades de Veolia, África es claramente central. Representa la mitad de las actividades internacionales de la "nueva Suez", con importantes contratos en Marruecos (Casablanca), en Senegal y un gran número de proyectos de construcción de plantas de tratamiento o depuración de aguas en el continente, en su mayoría financiados por la ayuda al desarrollo (como recientemente en Uganda). Hace unos años, Suez intentó hacerse con el mercado de la gestión del agua en Kenia.
Hay que recordar aquí que el principal actor del nuevo Suez es el fondo Meridiam, fundado y dirigido por un antiguo executivo de Caisse des Dépôts. Meridiam está especializada en infraestructuras y asociaciones público-privadas, tanto en Europa como en África. Para sus actividades en África, Meridiam suele actuar con el apoyo de instituciones financieras públicas como el Banco Europeo de Inversiones. La adquisición de Suez es una primicia importante para Meridiam, que no suele actuar como gestor, sino simplemente como financiero, generalmente con una participación muy minoritaria.
En general, se puede estimar que podría haber una especie de especialización entre los dos nuevos gigantes del agua:
Para el "nuevo Suez", la captación de mercados y contratos vinculados a la ayuda al desarrollo y apoyados por las instituciones financieras internacionales.
Para la "nueva Veolia", proyectos tecnológicos para grandes ciudades o estados, o para empresas industriales (minería, petróleo, etc.).
Investigación de Olivier Petitjean https://multinationales.org