Una transición justa-feminista requiere ser anti patriarcal y decolonial

El cambio climático como consecuencia de la extracción de los bienes naturales de la tierra y desposesión de los bienes comunes del planeta y la humanidad, traza un dilema complejo frente a profundizar la tendencia global de acumulación y desposesión o cambiar el paradigma, no sólo de producción, consumo e intercambio a nivel global, sino el quién, cómo y para qué se produce y consume local y mundialmente, superando los sesgos patriarcales y coloniales.

El conflicto está en el eje de la lógica de acumulación capitalista que devela además, cómo en tiempos de crisis, se necesita ajustar la extracción tanto de la naturaleza como del trabajo a niveles de mayor precariedad.  Vemos un claro ejemplo de ello en cómo actúan frente a la matriz energética en contexto de guerra los Estados europeos; cómo actúan las empresas extractivas transnacionales en los países cuyo lugar, en la división internacional del trabajo, es la provisión de materias primas; y, cómo actúan frente a la expulsión-atracción de mano de obra las industrias en riesgo y las de alternativas renovables.

Podemos entonces confirmar que la relación con la naturaleza y el trabajo está en el centro de cualquier alternativa de construcción de justicia climática y buen vivir.  Por ello la propuesta de transición justa nace desde el movimiento de la clase trabajadora y se ha posicionado hoy en el debate internacional sobre el clima. Debate con un escenario en disputa, que corre el peligro de cooptar el concepto y hacerlo afín a los intereses del capital o que puede ser una alternativa transformadora para la humanidad, lxs trabajadores, y por su puesto el planeta.

Hasta el momento, el enfoque dominante de la transición justa ha girado en torno a la transición de los trabajadores, predominantemente hombres, desde las industrias de los combustibles fósiles a otros puestos de trabajo, incluyendo la fabricación y generación de energía renovable.

Aunque esto es crucial, es insuficiente, ya que deja por fuera a más de la mitad de la población del mundo.  Y es aquí donde entra en juego una alternativa además de justa, feminista. Planteamos entonces que el concepto de transición justa debe tener comprensiones sistémicas, que involucren no sólo el cambio estructural de la matriz de producción, consumo e intercambio a nivel mundial, sino el cambio de las relaciones en las que se desarrolla el trabajo, incluyendo la trasformación de la división sexual del trabajo, la revalorización del trabajo de las mujeres y de los sectores feminizados; así como la eliminación del patriarcado del salario.

Para lograrlo debemos dar forma a un nuevo orden. Un primer paso es la reconstrucción de la organización social del cuidado.  La actual organización del cuidado, es injusta, inequitativa y vector de desigualdad.  Ubica al trabajo de cuidado, reproductor de la vida, fuera del campo del trabajo productivo capitalista, a pesar de ser su base de reproducción y su sustento de existencia. Atrapa a las mujeres, al ámbito de la familia (nuclear o colectiva) cerrando las puertas hacia su participación, educación, estabilidad, igualdad y progresión laboral. Está además, en la mayoría de los países del Sur Global, centrada en las familias, con una total ausencia del Estado junto a marcados rasgos coloniales

Una transformación feminista de la división sexual del trabajo que libere a las mujeres, deberá tener como eje la reducción y la redistribución del trabajo de cuidado.  Reducción de las manos de las mujeres y redistribución tanto al interior de las familias, entre todxs sus integrantes; así como también, entre las familias y el Estado.  Para ello será fundamental la edificación de una nueva ética del cuidado anti patriarcal y decolonial, en donde esté implicada la eliminación de la feminización del cuidado y su constitución como parte de los bienes comunes de la humanidad.

Sólo de esta manera podremos redefinir, el quién, qué, cómo y para quién se produce y se consume en el mundo, partiendo desde lo local y restablecer armonía entre lxs seres humanos, la naturaleza y el plantea.


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