Transformación digital en el empleo público desde la mirada sindical

En esta segunda sesión del ciclo de talleres “la digitalización, los datos y el empleo público”, los asistentes -jóvenes dirigentes sindicales- tuvieron la oportunidad de aclarar y desmitificar conceptos en torno a la digitalización, además de comprender su real impacto sobre los derechos de los trabajadores.

“El auge de las plataformas digitales en los servicios públicos está permitiendo la expansión de nuevas formas de relaciones laborales, esencialmente en condiciones atípicas y precarias. Esto tiene importantes consecuencias sobre los derechos laborales, el diálogo social, la cohesión social y los derechos humanos de los trabajadores. Más aún en el caso de las mujeres, que en pandemia vieron aumentadas sus jornadas, con el trabajo no remunerado de cuidado”, señaló Nayareth Quevedo, secretaria subregional de la ISP para los países del Cono Sur, al inicio de este taller online que se desarrolló el 22 de octubre, destinado a jóvenes sindicalistas y efectuado gracias al patrocinio del sindicato irlandés Forsa.

En efecto, precisó, la ISP ha realizado estudios sobre el impacto general de la digitalización en los servicios públicos y ha concluido que el proceso es muy complejo y multifacético. “Tiene aspectos positivos, como mejorar la calidad de los servicios públicos y el acceso a ellos, contribuir a mejorar la rendición de cuentas democráticas y la confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas, además de fomentar la seguridad de la protección de los trabajadores, así como la flexibilidad positiva de trabajar a distancia desde los hogares”.

Pero las tecnologías también pueden abrir la puerta a la privatización de los servicios públicos, crear una peligrosa dependencia de las instituciones públicas con respecto a los proveedores privados de tecnología digital y profundizar las desigualdades entre los usuarios de los servicios públicos que no cuenten con tecnología para acceder a estas plataformas digitales. “Lo que marca la diferencia es poder de decidir si se utilizan las nuevas tecnologías digitales y cómo se usan. Es aquí donde cobran relevancia los procesos de negociación colectiva”, aclara.

Mitos y realidades

En este segundo módulo del taller “Transformación digital en el empleo público desde la mirada sindical”, el expositor principal fue Gabriel Casnati, Coordinador de los proyectos regionales de la ISP vinculados a temas como justicia fiscal, comercio y digitalización.

“La digitalización no es un tema nuevo; está en todas las esferas de nuestras vidas, personal, laboral, sindical, política. Sin embargo, es un tema que recién estamos comenzando a debatir en profundidad”, indicó.

Asimismo, detalló que “todos nosotros estamos generando datos todo momento y estos datos son poder, son el commodity más valioso de nuestra contemporaneidad. Si hace 30, 20 o 50 años, las empresas más grandes del mundo eran las que producían petróleo, hoy en día son las que extraen datos. Las cinco multinacionales más grandes del mundo hoy en día son las que extraen, venden y utilizan datos. Los datos son dinero, son poder. Son el nuevo petróleo y nosotros les brindamos nuestros datos a estas grandes empresas, sin siquiera saber las consecuencias de esto”.

En este contexto, recalcó, la necesidad de proteger los datos. “En el marco de la pandemia, tuvimos muchas aplicaciones para poder detectar contagios de las personas, pero al mismo tiempo se abrió la posibilidad de que estas aplicaciones puedan vigilarnos y monitorearnos en otros ámbitos; lugares de trabajo, preferencias políticas, dónde vamos, qué decimos y hacemos, etc. Eso empieza a generar riesgos para nosotros, como ciudadanos y como sindicalistas. Es cada vez más claro que no hay que ceder informaciones para que otros generen dinero con eso”.

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Transformación digital en el empleo público desde la mirada sindical

A pesar de ello, solo 24 de los 35 países de América Latina y El Caribe cuentan con alguna ley de regulación de datos, insuficientes en muchos aspectos. “Muchas de estas las leyes son antiguas, están desactualizadas. Por eso, los sindicatos, debemos desarrollar la capacidad de comprender e incidir en esta agenda, porque en los próximos años, todos los países de la región van a tener un proceso de revisión, discusión y reforma de leyes nacionales de protección de datos. Los trabajadores no están directamente incluidos en estas normativas, tampoco consideran la participación de los sindicatos”, señaló. En ese sentido, destacó que “lo más importante es comprender que el problema no es la tecnología, si no quién maneja la tecnología y con qué fin”.

A continuación, revisó algunos conceptos que se han convertido en mitos en el proceso de digitalización.

  1. ¿4ª Revolución industrial? ¿Revolución digital?

“Las revoluciones son procesos de quiebre estructural del orden social y la llamada revolución digital es nada más que un avance en las tecnologías de las grandes empresas. Las verdaderas revoluciones son lideradas por representantes de comunidades, por personas de verdad, no por grandes empresas como Google, Amazon o Facebook. Lo que estamos viviendo es una profundización de la digitalización”.

  1. ¿La digitalización permite que todas las voces sean escuchadas?

“Casi todas las organizaciones comentan la digitalización desde una perspectiva financiera, capitalista, desde la mirada de los softwares, pero muy poco se habla de los trabajadores. Hay poca participación de movimientos sociales, sindicales o comunitarias dentro de los debates sobre la digitalización. Los trabajadores son vistos como objetos en estudio, sobre cómo están perdiendo sus empleos, pero nunca aparecen conduciendo estas investigaciones, liderando el debate de por qué vamos a perder tantos empleos. Muchas veces nos hacen creer que en el mundo digital todas las voces son escuchadas porque puedes tuitear lo que quieras, pero el impacto de esto es muy distinto al de la narrativa de las grandes empresas y de los de los agentes más importantes de la digitalización”.

  1. No hay opción frente a la llegada de la digitalización y robotización.

“Es como si fuera la única vía de dirección, es como decir que todas las tecnologías son buenas, necesarias, deseadas y que por eso no hay más opción que aceptarlas, que no hay salida ni políticas que puedan cambiarlo, que es algo tan natural como caminar hacia adelante. Ese determinismo digital es muy intrínseco a la idea de la digitalización como un fenómeno que no tiene salida, cuando en la realidad todo eso puede ser discutido. Es una cuestión de política, no de la naturaleza del planeta”

  1. La tecnología aumenta la productividad y la eficiencia.

“Es un hecho que la productividad laboral en los países más digitalizados ha disminuido con las nuevas tecnologías. Los datos demuestran que no necesariamente disminuye o aumenta la productividad. Depende de cómo y dónde se emplea, de quién la maneja. Además, ¿eficiente desde qué punto de vista y a qué costo ambiental, social y sanitario?”

5. El teletrabajo o el trabajo híbrido es el futuro.

“En América Latina solo una pequeña parte de la población tiene la capacidad, la disponibilidad y las herramientas para hacer teletrabajo. Es importante mirar a todos los trabajadores que no tienen derecho y acceso al teletrabajo y el aumento de la vigilancia de los empleados desde sus casas, la pérdida de derechos y de calidad de vida. Esta es también una idea sexista y elitista, pues no considera las inequidades de género ni los trabajos del cuidado o cómo apoyar a las familias con sus niños en casa. Muchas veces hacer trabajo desde la casa reduce los niveles del trabajo y empeora las condiciones laborales. Pensar que el teletrabajo o el trabajo híbrido es el futuro es admitir que mucha gente sin capacidad financiera quedará fuera de esto”.

6. La tercerización es inevitable

“Esto viene de la idea de que el sector privado es más productivo y tiene más recursos que el público y que por eso deberían manejar algunos aspectos de la gestión pública. Cuando tercerizamos estamos poniendo el manejo de datos públicos en mano de agentes privados y eso significa dinero, poder”.

7. La gerencia o la dirección de la empresa comprende todo lo que pasa con relación a la digitalización

“De cierta manera son cuestiones nuevas para el mundo del trabajo, incluso para los empleadores. Muchas veces la gerencia no comprende las propias tecnologías que utilizan y sus impactos, pero al mismo tiempo no aceptan que sindicatos y trabajadores quieran ser parte de la discusión sobre las nuevas tecnologías”.

8. La digitalización crea más empleos que los que destruye.

“Los datos que tenemos demuestran a nivel global toda la cuestión del desempleo estructural y que América Latina está perdiendo muchos más empleos que el promedio global, que las mujeres están perdiendo más sus empleos, que el sector informal está creciendo mucho más que el formal. Es decir, se crean menos empleos y se destruyen mucho más. Y la responsabilidad es de quien produce esas aplicaciones, de quien las regula. El proceso ocurre de la manera más cómoda para los empresarios, que es destruyendo los empleos y creando empleos informales, porque es mucho más barato.

9. Las decisiones digitales son más justas que las humanas

Es muy ingenuo pensar que la máquina, el sistema digital es imparcial y que no tiene ninguna interferencia del ser humano. Las decisiones digitales son reflejo de las humanas, entonces están abiertas a los mismos riesgos, problemas, falsas ideas y malas percepciones de los seres humanos. La definición de un algoritmo, el procedimiento para resolver un problema lo hace una persona”.

En base a este análisis, Gabriel Casnatti recalcó que “para proteger a los trabajadores necesitamos saber qué sistemas se están utilizando, quien los ha desarrollado y qué relaciones contractuales existen. Si es desarrollado por una institución sin fines de lucro, que es aliada de los trabajadores es una cosa. Pero está claro que un algoritmo de Amazon en el lugar de trabajo va a estar enfocado en disminuir el tiempo de descanso y aumentar la productividad. Ahí empieza la parte donde los sindicatos deben presionar para que se escuchen los derechos centrales. Si éste está hablando y reglamentando, mi vida es evidente que mi voz debe ser escuchada en este proceso”.

El gran objetivo es que los sindicatos empiecen a ser parte de los procesos, porque las tecnologías no son malas ni buenas por sí solas, pero es claro que son las grandes empresas, los intereses financieros los que están impulsando,

Y a continuación, precisó que “el gran objetivo es que los sindicatos empiecen a ser parte de los procesos, porque las tecnologías no son malas ni buenas por sí solas, pero es claro que son las grandes empresas, los intereses financieros los que están impulsando, reglamentando, produciendo estas tecnologías y que los movimientos sociales, sindicales, las personas no son parte de este proceso. Como sindicato, debemos conseguir ser parte del proceso, tener incidencia política, negociaciones colectivas que incluyan este tema, con participación y gobernanza de los trabajadores, lograr ser actores de relevancia en las discusiones de protección de datos, de digitalización de servicios públicos, porque si ellos reglamentan nuestras vidas y nuestras relaciones sociales con todo, es evidente que debemos tener el interés, la capacidad y el derecho de incidir y participar de estas discusiones”.

Al finalizar, los asistentes al taller formaron grupos de trabajo para analizar ejemplos de transformación digital en su país en el servicio público, sus aspectos positivos y negativos, el impacto de la transformación digital en los trabajadores del sector público y qué estrategias deberían impulsar las organizaciones sindicales ante el cambio inminente de la digitalización en el sector público.