- Etiquetas (12)
Encuentro Regional Trabajadoras del cuidado infantil de Interamérica exigen reconocimiento laboral

Las trabajadoras de cuidado de la primera infancia organizadas por los sindicados afiliados a ISP en Interamérica volvieron a reafirmar que el cuidado social, y en particular el cuidado infantil, debe dejar de ser invisible y precario para convertirse en pilar fundamental de los sistemas públicos de protección social.

Nayareth Quevedo Millán
En un momento crucial para el movimiento sindical latinoamericano, los sindicados afiliados a la Internacional de Servicios Públicos (ISP) volvieron a reafirmar que el cuidado social, y en particular el cuidado infantil, debe dejar de ser invisible y precario para convertirse en pilar fundamental de los sistemas públicos de protección social. Así lo expresaron lxs trabajadoras del cuidado de la primera infancia reunidas los días 28 y 29 de julio en Bogotá, durante el Encuentro Regional de Cuidado Infantil: Hacia sistemas públicos de cuidado social para la primera infancia, que se realizó gracias al patrocinio de los proyectos FORSA y SASK.
El evento, que congregó a casi 40 sindicalistas del sector de Chile, México, Brasil, Ecuador, Bolivia y Colombia, marcó un antes y un después en la estrategia regional de la ISP: no solo visibilizó la urgencia de actuar, sino que consolidó un consenso político entre sus afiliadas en la región para avanzar hacia la creación de un nuevo sector dentro de la ISP como es el Cuidado Social, con el cuidado infantil como eje estructurante.
En palabras de Susana Barría, responsable regional de la temática de Cuidado en Interamérica y secretaria subregional de la ISP para los países andinos: “No estamos hablando solo de condiciones laborales, estamos hablando del modelo de sociedad que queremos. Y sin un sistema público de cuidado que dignifique a quienes cuidan y garantice derechos desde la infancia, no hay justicia social posible”.
La centralidad del trabajo de cuidado: de lo privado a lo político
La voz de las protagonistas fue el hilo conductor de un encuentro que no se limitó a la denuncia. Fue un espacio de afirmación identitaria, de construcción política y de articulación regional. Como expresó una participante desde Ecuador: “Cuidamos con amor, pero no por amor debemos aceptar la precariedad”. Testimonios como este, cargados de emoción y verdad, pusieron sobre la mesa una demanda estructural: que el trabajo de cuidado deje de ser tratado como un asunto privado o familiar, y sea reconocido como un servicio público esencial, con financiamiento estatal, condiciones laborales dignas y pleno ejercicio de derechos.
Durante la primera jornada, expertas como Valentina Contreras (GI-ESCR) entregaron una perspectiva de cuidado y soporte como derecho social y bien pública, que sirvió de antesala a los espacios de reflexión orientados a la “Construcción colectiva de principios comunes de una agenda sindical para mejorar las condiciones de trabajo en el sector”. Los temas discutidos fueron tan diversos como urgentes: informalidad, tercerización, bajos salarios, sobrecarga laboral, violencia de género y ausencia de regulación estatal. Pero también emergieron propuestas claras: profesionalización del sector, estabilidad laboral, formación continua, organización de las trabajadoras del cuidado infantil y políticas públicas de cuidado con enfoque de derechos.
El reclamo más reiterado fue transversal y unánime: reconocer el trabajo de cuidado como parte estructural de los sistemas públicos, y con ello, asegurar que quienes cuidan tengan acceso a todos los derechos laborales. Una trabajadora colombiana fue tajante: “El Estado tiene que asumir su responsabilidad. No podemos seguir sosteniendo con nuestras espaldas una tarea que beneficia a toda la sociedad”.
Del diagnóstico a la acción: hoja de ruta para una transformación estructural
La segunda jornada profundizó en los caminos posibles para avanzar en esta transformación. Expertas como Valentina Parrotta (CLACSO) y Juana Barragán (GI-ESCR) aportaron fundamentos técnicos y jurídicos para fortalecer las demandas sindicales. Se discutieron marcos normativos nacionales e internacionales, políticas de financiamiento y mecanismos de gobernanza pública. La consulta reciente ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos —que reconoce el cuidado como un derecho humano— fue presentada como una herramienta fundamental para la incidencia regional.
El clímax del encuentro fue el taller participativo donde lxs participantes delinearon una agenda regional de acción sindical, con prioridades claras: fortalecer la organización de las trabajadoras del cuidado, promover la sindicalización del sector, articular redes nacionales y regionales, y exigir a los Estados la creación de sistemas públicos de cuidado integrales, universales y con financiamiento progresivo.
Una delegada chilena sintetizó con claridad el espíritu del encuentro: “Nos vamos con un mandato colectivo. No solo vamos a presionar a nuestros gobiernos. Vamos a construir juntas un movimiento continental de las trabajadoras del cuidado”.
Este no fue un cierre, sino un comienzo. Además de Barría, las secretarias subregionales del Cono Sur y Centro América, México y República Dominicana, Nayareth Quevedo y Claudia Sule, se comprometieron a acompañar esta hoja de ruta, asumiendo el desafio expresado por las afiliadas respecto a impulsar la conformación de un sector propio del cuidado social, capaz de articular luchas, consolidar conquistas y avanzar en la transformación estructural del modelo de cuidados.