Rumbo al primer Encuentro Regional de Pueblos Originarios de la ISP Interaméricas

Teniendo en cuenta no solo las circunstancias actuales sino también la resistencia histórica y ancestral de los pueblos originarios de Abya Yala (América) en la defensa del Bien Vivir, o sea, de una vida colectiva equilibrada, en la que la vida sea el punto central de la existencia, ¿cómo el movimiento sindical puede contribuir en esta lucha de resistencia, visibilizarla y aprender con los pueblos originarios?

“O Bem Viver pode ser a difícil experiência de manter um equilíbrio entre o que nós podemos obter da vida, da natureza, e o que nós podemos devolver. É um equilíbrio, um balanço muito sensível e não é alguma coisa que a gente acessa por uma decisão pessoal.”

Ailton Krenak, Caminhos para a cultura do Bem Viver

Se estima que en América Latina viven 58 millones de personas pertenecientes a 800 pueblos indígenas, que representan el 9,8% de la población regional (CEPAL, 2020). Las desigualdades estructurales afectan desde cinco siglos a los pueblos originarios de la región, persistiendo un patrón generalizado de vulnerabilidad y pobreza, especialmente en las áreas rurales y en áreas de asentamientos indígenas.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más del 86% de las personas indígenas de todo el mundo, en comparación con el 66% de sus homólogos no indígenas, trabajan en la economía informal, donde se enfrentan a condiciones de trabajo precarias, entre ellas salarios bajos y ausencia de protección social.

La pandemia de covid-19 agudizó las desigualdades en América Latina y el Caribe, un continente estructurado históricamente por procesos de colonialismo y la esclavización de personas indígenas y afrodescendientes. Estos procesos fueron marcados por relaciones fuertemente centradas en la concentración y brechas de acceso al poder y a los recursos, generando profundas desigualdades sociales, exclusión, racismo, intolerancia y misoginia.

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La discriminación contra los pueblos originarios e indígenas se basa en teorías raciales que creían en la superioridad de la raza blanca. Un concepto lineal que ignora la diversidad cultural y humana. Este pensamiento justifica, aún hoy, la violencia, la ausencia de políticas públicas, la dificultad para acceder a los derechos y la persecución de los líderes indígenas. Por otro lado, este video busca llamar la atención sobre la resistencia ancestral de los pueblos originarios de las Américas, a partir de sus voces y resaltando la importancia de su lucha por el medio ambiente.

Una lucha llamada resistencia

Los pueblos indígenas, particularmente las mujeres indígenas, las niñas, jóvenes y personas mayores indígenas, son las que sufren mayor impacto de las consecuencias de la crisis sociosanitaria causada por la pandemia de covid-19. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), de manera similar a la realidad global en lo que refiere a la informalidad laboral mencionada anteriormente, se estima que en los países de la región más del 80% de los trabajadores y trabajadoras indígenas trabajan en el sector informal, una proporción ostensiblemente superior a la registrada entre los no indígenas (OIT, 2020a y 2019). Además, en el caso de las mujeres indígenas, estos indicadores son aún más desfavorables.

La informalidad, sumada a las medidas de aislamiento adoptadas por los gobiernos nacionales, afecta directamente a los productores y productoras indígenas, así como a su acceso a los mercados.

Los pueblos indígenas también son los más afectados por la pandemia con respecto al acceso a salud, debido a la baja capacidad de los servicios de salud en los territorios indígenas para reconocer las necesidades locales y ofrecer acciones para satisfacerlas, las condiciones de vida precarias y la mayor vulnerabilidad frente a enfermedades respiratorias.

Además, las invasiones de territorios demarcados por empresas extractivistas y colonos, la minería artesanal, las empresas madereras y otros grupos los exponen a altos riesgos de contagio no solo por la covid-19 sino también por otras enfermedades como la malaria. Esto, en consecuencia, limita la acción autónoma de los pueblos originarios en la mitigación de la pandemia desde su cosmopercepción.

Por otro lado, los pueblos originarios resisten desde hace cinco siglos. Recientemente, ellos cruzaron el océano Atlántico, en un viaje contrario a lo que hicieron los colonizadores, en defensa de la vida del planeta desde la cosmopercepción indígena. En la COP26, la Conferencia Climática de las Naciones Unidas, que tuvo lugar en Glasgow, de 1 al 12 de noviembre, los y las indígenas defendieron un cambio de paradigma: sin pueblos indígenas y originarios no hay preservación ambiental, y por lo tanto vida sostenible en la Gran Madre Tierra. Es decir, el lucro por en cima del pueblo no puede seguir siendo el paradigma de desarrollo al precio de la extinción de la vida en nuestro planeta. La pandemia nos ha enseñado esta lección.

Teniendo en cuenta no solo las circunstancias actuales sino también la resistencia histórica y ancestral de los pueblos originarios de Abya Yala (América) en la defensa del Bien Vivir, o sea, de una vida colectiva equilibrada, en la que la vida sea el punto central de la existencia, ¿cómo el movimiento sindical puede contribuir en esta lucha de resistencia, visibilizarla y aprender con los pueblos originarios?

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La pandemia de COVID-19 ha revelado como nunca antes las desigualdades para las poblaciones más vulnerables y en particular para los pueblos originarios. La conquista de derechos es reciente para los pueblos indígenas, y está en riesgo ahora mismo, sea por el desmantelamiento de las políticas públicas o por el modelo de desarrollo basado en el lucro por encima del pueblo. Este video denuncia esta situación y busca señalar caminos para acciones conjuntas entre trabajadores y pueblos originarios. ¡Es una transformación basada en el colectivo y la diversidad!

La transformación es colectiva y diversa

Por esto, la Internacional de Servicios Públicos, en el marco del Proyecto DGB, les invita a todas, todos y todes para el primer Encuentro Regional de Pueblos Originarios, que tendrá lugar los días 24 y 25 de noviembre, de manera virtual. Son objetivos del encuentro:

1- Conocer la perspectiva de los pueblos originarios e indígenas sobre la región Interamérica;

2- Conocer más cerca los desafíos actuales de los pueblos originarios e indígenas;

3- Debatir el rol del movimiento sindical frente a las luchas y los retos de los pueblos originarios e indígenas de la región y;

4- Construir alianzas estratégicas (movimiento sindical y organizaciones indígenas nacionales) para fortalecer y estrechar vínculos y construir una agenda conjunta.

Igualmente, la ISP arroja luz sobre la temática con los videos “Una lucha llamada resistencia” y “La transformación es colectiva y diversa”, ambos producidos en asociación con la TV de los Trabajadores (TVT), de Brasil, en el marco del proyecto DGB. Los videos buscan sensibilizar y debatir desde la perspectiva de los pueblos originarios las condiciones de vida, las luchas y la resistencia colectiva.