Pensando la respuesta al COVID-19 con un enfoque de género inclusivo

La actual emergencia sanitaria de COVID-19 está intensificando las desigualdades estructurales de género, así como las dimensiones transversales de la discriminación estructural, como la clase, la raza, las identidades y opciones sexuales, las discapacidades, la condición de migrante, el embarazo y la edad, empeorando la situación actual del mundo del trabajo y el acceso a los servicios de salud pública

El presente artículo tiene como objetivo ofrecer un primer análisis de la situación actual de las trabajadoras de la salud y de cómo los servicios públicos de atención de la salud están dejando de lado cada vez más las necesidades de salud sexual y reproductiva de las mujeres, socavando así los derechos humanos fundamentales.

Recopilaremos testimonios de las trabajadoras de la salud y trataremos de presentar algunas alternativas. Si bien se pueden producir sistemáticamente datos coherentes y desglosados por género sobre los impactos de COVID-19, esto nos ayudará a construir más pruebas empíricas.

Para más información

Según un estudio realizado en 2019 por la OMS, la equidad de género en la fuerza de trabajo del sector de la salud, el 70% de lxs trabajadorxs de ese sector son mujeres. En las áreas profesionales se concentran principalmente en la enfermería. En las estadísticas de la OMS sobre el género y el personal de la salud (2008) se señala

“En general entre los países seleccionados, las ocupaciones de salud resultaban estar sujetas a los desajustes de género tanto verticales como horizontales. La proporción de las mujeres es considerablemente mayor para las ocupaciones al nivel profesional asociado comparado con el nivel profesional, y también para el profesional de enfermería y parteras comparado con los médicos y otros profesionales de la salud. En algunos países, las mujeres representaron a más de 90% de personal de enfermería y parteras”.

El documento afirma además que "se encontraron diferencias pronunciadas en los ingresos promedios según el género. Las mujeres de todas las profesiones tendieron a ganar significativamente menos que sus contrapartes masculinas ". En muchos países del Sur Global, las mujeres voluntarias de la comunidad prestan servicios de salud en condiciones laborales precarias y en algunas situaciones ni siquiera se las reconoce como trabajadoras de los servicios públicos formales.

Las mujeres, que son la mayoría de lxs trabajadorxs de la salud, están en la primera línea de la respuesta presencial a las emergencias de COVID-19 en todo el mundo con largas jornadas laborales, pero también ganan menos que sus pares masculinos. En muchos casos, ni siquiera ganan una remuneración formal, o no se consideran parte de la respuesta del sistema de emergencias. Entre las implicaciones de género en el trabajo también hay que considerar cómo afecta la emergencia y crea un entorno en el que las trabajadoras se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad.

En circunstancias de confinamiento, las largas jornadas de trabajo combinadas con las medidas de encierro que restringen la movilidad de las familias, han ejercido una presión adicional sobre las mujeres como cuidadoras, en particular en los casos de niñxs o ancianxs en el hogar. Esta carga de trabajo de cuidado no remunerado, que ya es sumamente elevada en épocas normales, está sometiendo a las mujeres a una tensión considerable en tiempos de crisis.

Las largas jornadas de trabajo durante la emergencia también requieren que el Equipo de Protección Personal (EPP) cubra las necesidades específicas de las mujeres trabajadoras de la salud en edad reproductiva. Por ejemplo, productos de higiene menstrual que pueden no ser fáciles de comprar durante las horas de trabajo. El transporte hacia y desde el trabajo durante el confinamiento también es clave para unas condiciones de trabajo seguras y un mundo laboral libre de violencia y acoso.

El acceso de las mujeres a los servicios de salud pública

Debido a la prioridad de los servicios de salud para el COVID-19, existe una evidente brecha en el acceso a la salud sexual y reproductiva. Los servicios públicos de salud en muchos países se han colapsado debido a la emergencia, y el acceso de las mujeres a la atención médica pre y postnatal y a los anticonceptivos ha disminuido. Esto causará más muertes pero también más embarazos y recién nacidos. Los servicios de atención de la salud son igualmente necesarios para hacer frente al aumento de la violencia doméstica en todo el mundo debido a las circunstancias de confinamiento.

En 2016, un estudio titulado "Un análisis de género de los derechos humanos del Ébola y el Zika: la localización del género en las emergencias sanitarias mundiales" (EN: A gendered human rights analysis of Ebola and Zika: locating gender in global health emergencies ) expuso que

"La combinación de factores biológicos y socioculturales preexistentes significa que, si bien el estado de salud de las poblaciones en su conjunto se deteriora durante las crisis humanitarias complejas, las mujeres y lxs niñxs son especialmente vulnerables. Se ha informado de casos de violencia doméstica, así como de pautas más amplias de violencia sexual contra las mujeres y las niñas, en situaciones de emergencia humanitaria y posteriores a los desastres. Las mujeres y las niñas desplazadas corren un mayor riesgo de ser sometidas a matrimonios forzados, a la violencia en el hogar y a un acceso limitado a recursos como los alimentos. Además, en contextos de emergencia puede haber dificultades para acceder a los anticonceptivos, falta de acceso a la atención obstétrica y aumento de las tasas de mortalidad neonatal. En las condiciones en que las mujeres corren más riesgo de sufrir violencia contra su cuerpo, es imperativo dar prioridad a los procedimientos de protección de la mujer, así como a la salud sexual y reproductiva, en la planificación de la respuesta a las emergencias".

Por otro lado, los informes oficiales de todos los países muestran que mueren más hombres por culpa de COVID-19 que mujeres. Hay una explicación biológica y de género para esto: Las estadísticas del Global Health 5050 COVID-19 reportan que "El sexo (biología) ciertamente juega un papel. Las diferencias en el sistema inmunológico entre hombres y mujeres están bien descritas, y se sabe que contribuyen a las respuestas a las enfermedades infecciosas. Sin embargo, las explicaciones biológicas son probablemente sólo una parte de lo que está impulsando las desigualdades en los resultados. En los seis países que han comunicado datos de mortalidad por COVID-19 desglosados por sexo, las pruebas de una serie de conductas de salud, resultados de enfermedades y expectativas de vida tienden a mostrar un panorama peor para los hombres que para las mujeres.”

A pesar de ello, la discriminación de género y los papeles secundarios de la mujer en el hogar, hacen que sea menos probable que acceda a los servicios de atención de la salud.

En el marco de su campaña mundial, la ISP propondrá y aprovechará las respuestas formuladas con el fin de reducir las desigualdades en una etapa temprana y garantizar la preservación de los derechos humanos en condiciones de igualdad para todxs.