México: El cuidado no puede seguir siendo invisible
En México, el trabajo de cuidar sostiene la vida, pero rara vez se le reconoce. Detrás de cada jornada en hospitales, unidades médicas, centro de desarrollo infantil, escuelas o centros comunitarios, hay personas trabajadoras que entregan su energía para que otros estén bien. Pero, ¿quién cuida de ellas?
Comms
En México, el trabajo de cuidar sostiene la vida, pero rara vez se le reconoce. Detrás de cada jornada en hospitales, unidades médicas, centro de desarrollo infantil, escuelas o centros comunitarios, hay personas trabajadoras que entregan su energía para que otros estén bien. Pero, ¿quién cuida de ellas?
El Convenio 156 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) nos da una respuesta y una oportunidad. Este acuerdo reconoce el derecho de todas las personas con responsabilidades familiares a trabajar en condiciones dignas, sin ser discriminadas por cuidar. Y propone algo profundamente transformador: que el cuidado no sea solo una carga privada, sino una responsabilidad del Estado.
Para México, ratificar este convenio sería un paso histórico hacia la justicia social. Significaría reconocer que el trabajo y el cuidado deben coexistir en equilibrio, que el tiempo y la energía de las personas trabajadoras tienen un valor que no puede seguir dependiendo del sacrificio individual —especialmente de las mujeres—.
En el sector salud lo vemos cada día: compañeras que doblan turnos, que cuidan pacientes mientras piensan en sus propios hijos o padres mayores, que sostienen doble y hasta triple jornada. Ratificar el Convenio 156 implicaría abrir la puerta a políticas públicas claras, servicios públicos de cuidado reales accesibles y de calidad no fincados en la responsabilidad nuevamente familiar.
El gobierno tiene en sus manos la responsabilidad y la oportunidad de construir un sistema nacional de cuidados que no solo alivie la carga sobre las trabajadoras, sino que fortalezca al país entero. Invertir en el cuidado es invertir en salud, en productividad, en igualdad. Y es también fortalecer al Estado social que tanto necesita México.
Para las organizaciones sindicales, este convenio es una herramienta de poder colectivo. Nos da base legal y moral para negociar condiciones más justas, para buscar derechos laborales claros como licencias de cuidado, maternidad, horarios laborales justos, entre muchos otros. Además de servicios públicos de cuidado y para que los derechos laborales sean compatibles con el derecho a cuidar y ser cuidado.
Ratificar el Convenio 156 no es un gesto simbólico. Es reconocer que el trabajo de cuidar también construye nación. Es afirmar que detrás de cada hospital, cada escuela, cada guardería, hay vidas que merecen descanso, tiempo y dignidad.
El futuro del trabajo no puede seguir dejando a las mujeres atrás. El futuro del trabajo será con cuidados, o no será justo.
Escrito por la Nayeli Fernández Bobadilla, Secretaria de la Previsión Social del CEN del SNTSS, México.