Los cuidados en la nueva Constitución de Chile

Entre las múltiples crisis que dejó de manifiesto la pandemia del Covid 19, está la crisis de los cuidados. Un trabajo que históricamente ha estado a cargo de las mujeres, sin ser remunerada, generando y reproduciendo las desigualdades. El actual proceso constituyente que vive Chile abre inéditas posibilidades para el reconocimiento del cuidado como un derecho humano.

Es por ello que la oficina subregional de la ISP Cono Sur y la coordinadora chilena de gremios afiliada a la ISP están impulsando una serie de acciones con el objetivo de promover la incorporación de las y los trabajadores de Chile en el debate constituyente.

En ese contexto se enmarca la investigación “Estudio comparado de la legislación, institucionalidad y políticas de cuidados en Uruguay, Ecuador, México y Chile, y recomendaciones para el debate constituyente”, efectuada en alianza con Fundación Nodo XXI y cuyos resultados fueron presentados el martes 2 de septiembre, en un evento online que reunió a más de 70 personas.

“La coyuntura política que enfrentamos en Chile tiene gran relevancia, no solo `para la vida política nacional, sino que también se configura como una oportunidad histórica para que nosotros, la gran mayoría de la clase trabajadora se articule para influir de manera decidida en la democracia de este país”, señaló Nayareth Quevedo, secretaria subregional de la ISP Cono Sur y encargada de inaugurar esta actividad, que también contó con la participación de las autoras del estudio, Pierina Ferretti y Camila Miranda, y un panel de expertas compuesto por Verónica Montúfar, María Fernanda Villegas y Carolina Espinoza.

Los Cuidados en la Nueva Constitución en Chile

El estudio “Los Cuidados en la nueva Constitución en Chile” aborda el estado de desarrollo de los cuidados - como orientación, política pública, sistema y como derecho - a partir de la revisión comparada de la legislación, institucionalidad y políticas de cuidado en Uruguay, México, Ecuador y Chile, con el objeto de identificar recomendaciones para el debate constituyente en Chile y para la futura conversación sobre la creación de un Sistema de Cuidados, en la que la organizaciones feministas y sindicales deben ser protagonistas.

Aportes y principios orientadores

Pierina Ferretti y Camila Miranda precisaron que el debate sobre los cuidados se ha reactivado en el último tiempo, en el marco de la pandemia de Covid 19, que ha evidenciado las consecuencias de la injusta organización social de los cuidados que impera en la región. “Las cifras y hechos muestran que son las mujeres quienes han debido soportar sobre sus hombros las crecientes necesidades de cuidado impuestos por la pandemia y cómo esto ha hecho retroceder en una década los niveles de incorporación de la mujer al mercado laboral”. Por ello, enfatizan, una reorganización de los cuidados justa y concebida desde una mirada amplia y global, es uno de los elementos centrales para la superación del neoliberalismo y de las desigualdades sociales.

Las investigadoras revisaron las realidades y normativas de los 4 países mencionados con el objetivo de extraer experiencias que puedan ser relevantes para el proceso constitucional chileno. A modo de resumen, rescatan 4 aportes principales:

  1. La definición de cuidados es una decisión estratégica: “Lo relevante de las definiciones que se adopten tendrán impacto en el tipo de políticas que se implementen y en las posibilidades y límites de estas”, señalan. En ese sentido, llaman a superar la mirada parcial que se tiene de los cuidados y entenderlos en su sentido más amplio, como un tema que concierne a la sociedad en su conjunto y no solo a poblaciones específicas y, que por lo tanto, es una responsabilidad que debe ser asumida colectivamente.

  2. La determinación social en las políticas de cuidado. Las investigadoras recogen la experiencia uruguaya y el rol que tuvo la sociedad organizada en la elaboración de la ley que creó el Sistema Nacional Integrado de Cuidados. “Esta ley fue un hito de un proceso de activismo feminista, que creó redes y logró instalar la necesidad de un sistema nacional de cuidados en la agenda pública. En este caso, la política fue un proceso impulsado desde la sociedad y en ello radica un elemento fundamental”, destacan.

  1. Institucionalidad de cuidados. Aunque hay diferencias entre los países analizados, existe cierto consenso respecto a la necesidad de crear una nueva institucionalidad que se haga cargo de elaborar e implementar una política de cuidados de carácter integral.

  1. Políticas de cuidado: La experiencia internacional recomienda dar a los cuidados un enfoque transversal a todas las políticas públicas y no considerarlas como un paquete aislado o una agenda específica de políticas de cuidado.

Asimismo, destacan 5 principios orientadores para la nueva Constitución, desde una perspectiva feminista y sindical:

La sostenibilidad de la vida, como principio rector para una nueva organización de la sociedad, entendida desde una definición colectiva y multidimensional, que involucra el cuidado, la naturaleza y la producción en términos de mercado, desde la comprensión de que cada ámbito es sostenible en interdependencia con los demás. La sostenibilidad de la vida no es lo mismo que desarrollo sostenible, pues se plantea en oposición al modelo de acumulación neoliberal, patriarcal y colonialista, que ha provocado severas crisis para mantener la vida. “En el marco de las movilizaciones del 2019 en Chile, este concepto se vincularía con el de una vida digna, en oposición a la idea del estado subsidiario y neoliberal”, señalan las autoras del estudio.

El cuidado como un derecho humano. La nueva Constitución debe establecer el cuidado como un derecho humano, consagrando el derecho a cuidar, a ser cuidado y a cuidarse (o autocuidado). Ello ofrece la posibilidad de comprenderlo en su carácter universal, público e incondicional.

El Estado cuidador como orientación de nuevos servicios públicos. La carta fundamental debiera establecer el deber y la responsabilidad principal del Estado de proporcionar servicios públicos de cuidado y desarrollar sistemas de cuidado que transformen el carácter subsidiario y privatizador del Estado actual, que sea responsable y garante del derecho al cuidado.

El cuidado plural, plurinacionalidad o pluriculturalidad de los cuidados. Implica reconocer formas diferentes de cuidados y también está vinculado con el debate sobre la autodeterminacion de los pueblos originarios.

Corresponsabilidad social: que implica la socialización, la desfamiliarización y la desfeminización de los trabajos de cuidados para enfrentar la actual división sexual del trabajo.

Desmercantilización y des-subsidiarización de los cuidados. La lógica de subsidios públicos para empresas privadas prestadoras de servicios sociales ha precarizado los servicios públicos, entregado cuantiosas ganancias a quienes lucran con la vida de las personas. Por ello, se debe construir una nueva institucionalidad pública, que integre la prestación de derechos sociales mediante servicios públicos universales y acciones que permitan la protección y garantía de los derechos a través de servicios públicos. Así, las condiciones de vida digna serían una responsabilidad colectiva, democrática y no un problema individual en relación a los ingresos de cada persona.

El reconocimiento del trabajo de cuidados no remunerado como trabajo que genera riqueza. Se deberá cuantificar el aporte económico de este trabajo y desarrollar políticas públicas para recompensar, redistribuir y reducir y proteger a las personas que lo realizan, además de procesos de educación para la valorización social de estos trabajos y de quienes lo realizan.

Verónica Montúfar, responsable de Igualdad de Género de la ISP, valoró los resultados del estudio y coincidió en que Chile está en un momento histórico para poder aplicar estos principios. “Debemos reconstruir la organización social del cuidado como una instancia que dé cuenta del todo en el eje social, político, cultural, y de una nueva ética del cuidado. Estos movimientos vienen desde la sociedad y pueden tener un nivel de presión importantes. Hay que seguir generando fuerzas en esa dirección”, recalcó.

Por su parte, María Fernanda Villegas, directora de Cetra y relatora de capacitación para la ISP, llamó a rescatar la importancia que han tenido las organizaciones de mujeres en los movimientos sociales de Latinoamérica, especialmente en Chile y Uruguay.

Agregó que, si bien Chile tiene una trayectoria importante en materia de políticas sociales, a partir de los años 90 se fue instalando el concepto de progresividad y luego el de hiperfocalización, que no solo tienen relación con la aplicación práctica de políticas sociales, sino en cómo se entiende el rol del Estado. Por otro lado, apunta, el diseño de una cultura patriarcal y el marcado neoliberalismo solo han visibilizado ciertos problemas sociales, pero no permiten corregirlos en forma estructural. Pese a ello, hay hitos valorables que pueden ser recogidos y a partir de ellos ir avanzando hacia mejores modelos.

En tanto, Carolina Espinoza, dirigente nacional de la confederación de funcionarios de la salud municipal CONFUSAM, representante del Cono Sur del Comité Mundial de mujeres de la ISP y vicepresidente del Comité Regional de Mujeres Interamérica, recalcó la importancia de abordar los cuidados desde una mirada amplia, multidimensional y transversal. “La forma en que definamos los cuidados va a tener impacto en las políticas públicas de la nueva Constitución. Por eso el concepto de cuidado debe entenderse como esta red de acciones que sostiene toda la vida”.

Al mismo tiempo, aclaró que “esto no se va a resolver con el texto constitucional solamente. Pero sí ofrece una base, de un sistema de protección social que permita avizorar este Chile que queremos y que incorpore el enfoque de cuidados como sostenedores de la vida”.