Liberia: ¿Se puede crear un sistema de prestación de atención sanitaria resistente sobre una infraestructura frágil?

Al final de la crisis del Ébola, en la cuenca del Río Mano, el gobierno liberiano declaró su compromiso de crear un sistema resistente de atención sanitaria.

Esta fue la plataforma que la doctora Bernice Dahn fomentó para ganar apoyo en su campaña para convertirse en ministra de Salud. Pero en aquel momento, los trabajadores sanitarios públicos mencionaron su responsabilidad como Jefa del Servicio Médico (JSM) del sistema sanitario durante nueve años en el derrumbe del sistema sanitario público, sus deficientes habilidades de gestión, así como su falta de contacto con los trabajadores sanitarios.

Cabría pensar que dada la terrible experiencia del brote de Ébola, el gobierno liberiano habría empezado a hacer las cosas de manera diferente con el fin de revisar y resucitar lo que solía ser un sistema sanitario insuficientemente financiado y mal administrado. No obstante, puesto que nunca se reformó la propia administración del sistema, los trabajadores sanitarios estaban seguros de que todo seguiría como siempre. Hoy en día, los temores de la Asociación Nacional de Trabajadores de la Sanidad de Liberia (NAHWAL, por sus siglas en inglés) están justificados.

Según el Parrot, un diario local de Monrovia (vol. 5 nº 311 del viernes 20 de enero de la edición de 2017), el informe anual de 2016 del Ministerio de Salud revela una deprimente lista de fracasos: falta de electricidad, fuentes de agua insalubres y una baja puntuación en el índice de diagnóstico Encuesta Mundial sobre la Capacidad de Respuesta (GRS, por sus siglas en inglés), además de una medicina esencial y un equipo básico inadecuados.

Al parecer estas deficiencias se habían extendido a todo el país en todos los niveles del sistema de prestación de asistencia sanitaria. De hecho, varios pacientes, incluyendo profesionales sanitarios, murieron debido a la ausencia de respiradores artificiales en las salas de emergencia (ER, por sus siglas en inglés) y en las unidades de cuidados intensivos (UCI).

Esta sorprendente confirmación por parte del Ministerio de Salud corrobora lo que los trabajadores han expresado durante años a través de su sindicato, la NAHWAL, lo que ha conducido a la victimización de los dirigentes del sindicato. Cabe preguntarse por qué estos visionarios líderes obreros, que pusieron de manifiesto estas dificultades mucho antes, están siendo castigados desde el principio. Ahora que el gobierno reconoce esta carencia, ¿existe alguna justificación para las medidas draconianas que se han tomado contra ellos por hablar sobre esta grave escasez?

La NAHWAL sigue denunciando condiciones laborales desfavorables para los trabajadores sanitarios, tales como realizar amplias jornadas (en algunos casos, 12 horas por turno) y personal limitado sobre el terreno. Otros desafíos comprenden la denegación de vacaciones anuales para muchos trabajadores sanitarios públicos, el hecho de que miles de ellos trabajen sin sueldo como «voluntarios», la falta de seguridad social para los trabajadores sanitarios, las grandes disparidades salariales, la ausencia de comités de salud y seguridad laboral en los lugares de trabajo y la falta de paquetes de motivación para los trabajadores sanitarios quienes constituyen la piedra angular para lograr un sistema de salud resistente.

Si damos crédito a la historia del Parrot, solo están claras dos cosas:

  1. El objetivo de Liberia de crear un sistema sanitario resistente se encuentra en peligro y
  2. Esto significa que los trabajadores de atención sanitaria volverán a pagar el precio de sus vidas si algo como el Ébola resurgiera en el país.

La NAHWAL llama la atención del mundo sobre este frágil sistema de prestación de servicios de salud, con el propósito de fortalecer su base de infraestructura.

Este artículo es un extracto del boletín “Derecho a la Salud – número 01/2017”. Suscríbase al boletín informativo el “Derecho a la Salud”.

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