Las noticias falsas contribuyen al estigma

A medida que la nueva pandemia de coronavirus golpea, estamos viendo el impacto perjudicial y abusivo del estigma tanto en lxs pacientes como en lxs trabajadorxs de la salud. Esto se ve agravado por el aumento de las noticias falsas y la facilidad con la que se difunde la desinformación. Cuando esa información se recibe sin ser cuestionada, es peligrosa.

En la era de la tecnología de la información, se ha vuelto fácil desarrollar y compartir el contenido sin hacer referencia a la fuente de dicha información o sin justificar las conclusiones a las que se llegue. Por lo tanto, es fácil construir una narrativa no basada en hechos. Cuando esa información se recibe sin ser cuestionada, es peligrosa.

Una y otra vez vemos cómo el miedo, la desinformación, la alteridad y el aislamiento de las personas con enfermedades han llevado a su estigmatización, lo que ha obstaculizado los esfuerzos para tratar y prevenir la propagación de la enfermedad.

La estigmatización del VIH/SIDA representaba un enorme obstáculo para lxs pacientes y lxs trabajadorxs de la salud en el África del Sur. Las personas que contrajeron el VIH / SIDA fueron avergonzadas y marginadas a través de rumores y aislamiento social. Fueron abusadxs verbalmente, atacadxs físicamente y se les negaron los servicios. Este estigma es una pesada carga para las personas que ya estaban traumatizadas por el diagnóstico y el miedo a lo que entonces era una nueva enfermedad.

En Sudáfrica se han recibido informes de enfermeras que han sido retiradas físicamente del transporte público por miembros del público que consideraban a las enfermeras como portadoras del coronavirus.

Lxs trabajadorxs de la salud tuvieron dificultad para alentar a las personas a que se hicieran las pruebas y a escuchar la información correcta. También para asesorar y atender a las personas que se negaban a hacerlo después de que las pruebas dieran positivo.

En los lugares de trabajo, lxs empleadorxs discriminaban a las personas VIH positivo negándoles el empleo o despidiéndolas del trabajo. Hoy en día, muchas cosas han cambiado, ya que el temor al VIH/SIDA como nueva enfermedad ha disminuido y los avances en el tratamiento garantizan que las personas seropositivas puedan llevar una vida sana hasta una edad avanzada. Pero eso no significa que todx el mundo pueda revelar su estado sin miedo a enfrentarse a los prejuicios. Todavía tenemos trabajo que hacer para detener el estigma.

A medida que la nueva pandemia de coronavirus golpea al África del Sur, vemos una vez más el impacto perjudicial y abusivo del estigma tanto en lxs pacientes como en lxs trabajadorxs de la salud. Esto se ve agravado por el aumento de las noticias falsas y la facilidad con que se difunde la información errónea. Y esto está teniendo peligrosos efectos en la vida real.

En Sudáfrica se han recibido informes de enfermeras que han sido retiradas físicamente del transporte público por miembros del público que consideraban a las enfermeras como portadoras del coronavirus. También ha habido informes de trabajadorxs comunitarios de la salud en Mpumalanga que han sido acusadxs de propagar el virus mientras intentaban hacer pruebas a las personas para detectar el COVID-19. También hemos observado que se han expresado sentimientos negativos contra las personas que han contraído el COVID-19.

Estar infectadx con una enfermedad como COVID-19 no es una elección, y ciertamente no es algo por lo que se deba ser culpadx. En cambio, deberíamos verlo como una pandemia que requiere un cambio fundamental en nuestra sociedad. Tenemos una crisis sobre otra crisis.

Nuestra crisis actual es una crisis socioeconómica en la que la gente vive en una pobreza crónica sin acceso a servicios públicos de calidad como la atención de la salud, el agua, la sanidad, la nutrición y la electricidad. Esta crisis se ve ahora agravada por una crisis de salud pública como resultado de la pandemia. Esto ha aumentado y empeorado nuestra crisis actual.

Debemos esperar que muchas personas contraigan el virus aunque se hayan distanciado físicamente y se hayan lavado las manos religiosamente. Se espera que la mayoría de las personas infectadas se recuperen totalmente. Algunxs de lxs que contraigan el virus serán trabajadorxs de la salud y de servicios esenciales que se arriesgan a contraer la infección diariamente en el trabajo, para mantener nuestras sociedades funcionales.

Al abordar la discriminación social, también condenamos la discriminación contra las poblaciones migrantes y hacemos un llamamiento para que lxs migrantes tengan un acceso igualitario a los servicios públicos. Es muy preocupante escuchar informes sobre la denegación de paquetes de alimentos a las comunidades de migrantes.

Si bien este virus puede haber comenzado en China, los castigos colectivos, los prejuicios y el racismo contra los asiáticos son inaceptables. Por lo tanto, condenamos toda discriminación contra los pueblos y las empresas asiáticas por el hecho de que el brote haya comenzado en China.

Igualmente, nos preocupan los informes de discriminación contra lxs africanxs en la ciudad china de Guangzhou, debido a un temor a las reinfecciones que se cree pueden ser causadas por lxs migrantes africanos. Esto ha llevado a que lxs migrantes sean obligadxs a someterse a pruebas, a ser puestxs por la fuerza en cuarentena, a ser retiradxs de los hoteles y a que no se les permita la entrada a las tiendas y a los espacios públicos.

Todas las formas de discriminación son inaceptables, y el virus ha demostrado que no le importa la nacionalidad, la raza, la clase, el estatus o la religión. Es por esta razón que la ISP continúa enfatizando la necesidad de información precisa para evitar la ocurrencia de tales actos de prejuicio sin sentido que son resultado de la información errónea.

En lugar de estigma, necesitamos comprensión, paciencia, amabilidad y lo más importante, liderazgo proactivo y unidad. En este sentido, pedimos lo siguiente:

  1. La aplicación de mecanismos de asistencia para aquellxs que están en autoaislamiento y en cuarentena. Estas personas deben ser controladas regularmente, y que se les debe llevar comida y artículos de primera necesidad.

  2. Un fuerte liderazgo en todos los niveles de gobierno que involucre al público en su proceso de toma de decisiones, y que responda a las preguntas de la gente sobre COVID-19. Esto incluye información sobre las pruebas y la localización de contactos. Esto reduce el miedo y permite la aceptación y el apoyo de los mecanismos de respuesta del gobierno a la COVID-19.

  3. Una campaña de concienciación pública liderada por el estado que proporcione información precisa sobre COVID-19 y al hacerlo combate automáticamente las noticias y mitos falsos.

  4. Tratar el confinamiento como una crisis de salud pública que requiere una constante sensibilización y no mediante la aplicación represiva de las medidas de encierro puestas en marcha. La violencia policial debe terminar ya que demasiadas personas han perdido sus vidas.

  5. Prestar atención a lxs ancianxs, lxs discapacitadxs, lxs niñxs, las víctimas de abusos, lxs migrantes, etc., para que sean atendidxs y no sean abandonadxs o maltratadxs.