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Interamérica La Juventud sindical de América Latina fortalece su liderazgo en la organización y acción política
En un continente marcado por transformaciones vertiginosas, crisis democráticas, retrocesos laborales, irrupción tecnológica y disputas por el sentido de lo público, la fuerza de la juventud sindical emerge como un actor imprescindible para sostener los derechos conquistados y proyectar nuevas agendas
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Nayareth Quevedo Millán
En un continente marcado por transformaciones vertiginosas, crisis democráticas, retrocesos laborales, irrupción tecnológica y disputas por el sentido de lo público, la fuerza de la juventud sindical emerge como un actor imprescindible para sostener los derechos conquistados y proyectar nuevas agendas. Con esta convicción, la Internacional de Servicios Públicos (ISP) abrió las puertas de su Escuela Sindical Regional para Jóvenes, realizada entre el 24 y el 26 de noviembre de 2025 en Ciudad de México, en el marco del Proyecto FORSA.
La iniciativa reunió a casi cuarenta jóvenes sindicalistas de toda América Latina, con el objetivo de fortalecer capacidades de liderazgo, organización y acción política, pero también de construir una mirada generacional frente a los desafíos que enfrentan los servicios públicos en la región. La propuesta formativa —centrada en la organización de las y los jóvenes, herramientas de comunicación, inclusión, género, digitalización y trabajo decente— responde a una necesidad urgente: reactivar la participación juvenil en estructuras sindicales muchas veces tensionadas por contextos adversos y crecientes ataques a lo público.
El programa de la escuela, reflejó una apuesta integral: comprender el presente, fortalecer capacidades y proyectar una agenda de acción para toda la región con la idea de poder fortalecer los sindicatos y la organización de la juventud.
El primer día estuvo dedicado a la identidad política de la juventud en la ISP. La sesión “Que hablen lxs jóvenes en el sindicato” abrió el espacio para que las y los participantes reflexionaran sobre el rol que quieren ocupar y las tensiones que enfrentan. La presentación del mapa sobre la situación de las y los jóvenes en el mundo del trabajo en América Latina, a cargo de Felipe Ruíz (Nodo XXI), ofreció un diagnóstico previo: precarización, tecnologías que transforman el empleo, violencia laboral creciente y Estados debilitados frente a la ofensiva privatizadora. El día cerró con un ejercicio colectivo de construcción de visión de futuro, donde se delinearon prioridades comunes frente a un escenario incierto.
El segundo día puso el acento en las herramientas prácticas, el taller sobre estrategias de comunicación para activar y convocar a juventudes, fue un espacio donde se cruzaron experiencias, lenguajes y nuevas narrativas sindicales. Más tarde, los impactos de la gestión algorítmica, las plataformas digitales y la automatización del trabajo, un terreno donde la juventud enfrenta, simultáneamente, riesgos y oportunidades para reorganizar el movimiento sindical desde lógicas más ágiles, democráticas y conectadas con sus bases, entusiasmó a las y los asistentes, y los conectó con otra mirada de esta temática.
El tercer día estuvo marcado por uno de los ejes políticos más importantes para la ISP: la lucha contra la violencia y el acoso en el trabajo, y la exigencia de ratificación e implementación del Convenio 190 de la OIT. La sesión no solo revisó marcos normativos y estrategias de incidencia, sino que abrió la conversación sobre las experiencias reales de violencia que afectan de manera desproporcionada a la juventud y, particularmente, a las mujeres jóvenes. La jornada concluyó con el diseño de un programa de acción regional, cuya implementación queda ahora en manos de cada delegación, con el compromiso de llevar lo aprendido a sus sindicatos.
Una generación que no quiere esperar su turno
La Escuela Sindical Regional para Jóvenes no fue una capacitación más. Fue un ejercicio político: un espacio de legitimación para una generación que no está dispuesta a esperar su turno en la estructura sindical, porque sabe que los desafíos del presente requieren de su mirada y su energía hoy, no mañana.
A lo largo de las jornadas, afloró una convicción compartida: el movimiento sindical necesita renovar liderazgos, abrir espacios reales de participación y asumir con fuerza debates que la juventud viene empujando hace años —digitalización, trabajo del futuro, igualdad de género, democratización interna, clima, cuidados, seguridad laboral y violencia en el trabajo—. La construcción del plan de acción regional será la prueba concreta de este impulso.
Las conclusiones de la Escuela Sindical Regional para Jóvenes no quedaron como un listado de buenas intenciones ni como un ejercicio académico aislado. Por el contrario, se alinean directamente con uno de los pilares del Plan de Acción de la ISP: “Dignidad para Todos”, cuyo apartado sobre juventud plantea con claridad que ningún avance sindical será sostenible si las nuevas generaciones no ocupan un lugar central en las estrategias de incidencia, organización y defensa de lo público.
La insistencia de las y los participantes en democratizar los sindicatos, ampliar la participación y fortalecer los comités de jóvenes responde directamente al mandato del Plan de Acción de la ISP, que llama a revitalizar el movimiento sindical incorporando voces históricamente relegadas. La Escuela dejó una certeza ineludible, cuando la juventud sindical se reconoce como sujeto político, la dignidad —esa palabra tantas veces pronunciada y a veces tan difícil de materializar— deja de ser consigna y empieza a convertirse en práctica.