Se inicia ciclo de talleres regionales para jóvenes sobre digitalización y teletrabajo en el empleo público

Con el propósito de dotar a jóvenes sindicalistas de una mayor comprensión sobre el proceso de digitalización de los servicios públicos y sus repercusiones en el empleo y las relaciones laborales, la ISP y el Comité Regional de Jóvenes organizó un ciclo de talleres online, a partir del 15 de octubre.

La actividad de formación -que se realiza en el marco del proyecto FÓRSA- también abordará normas internacionales del trabajo y normativas existentes en América Latina que puedan servir de base para elaborar un marco regulatorio que rija de manera coherente las nuevas formas de empleo en el sector público.

El primer módulo de este taller se realizó el viernes 15 de octubre y abordó el tema: “Los Datos y Algoritmos: ¿Cómo regular el empleo de las plataformas?”. Fue inaugurado por Nayareth Quevedo, secretaria subregional para el Cono Sur de la ISP y coordinadora deel proyecto en América Latina, quien introdujo a los asistentes al tema.

“La digitalización y la inteligencia artificial están cambiando la manera en que funcionan nuestros servicios públicos, tanto para los usuarios como para los trabajadores. Las consecuencias de estos cambios podrán ser positivas o negativas, dependiendo de la forma en que los gobiernos adopten este proceso. Si conciben la digitalización como una manera de reducir costos, de externalizar funciones y abdicar aun más de sus responsabilidades, las consecuencias serán negativas. En cambio, si los gobiernos dirigen el proceso, definen sus normas, establecen límites y políticas que permitan mejorar las condiciones de las y los trabajadores públicos y el acceso a la comunidad, las consecuencias podrán ser positivas”, indicó.

También estuvieron presente Gabriel Casnati, Coordinador de Justicia Fiscal y Comercio; Geici Maiara Brig, Coordinadora del Comité Regional de Jóvenes de la ISP Interamerica y Cédric Dépollier, Coordinador del Área de Juventud de la ISP. En sus intervenciones, coincidieron en la importancia de que los trabajadores jóvenes se involucren en estos procesos de cambio y se empoderen sobre el futuro mundo del trabajo en el contexto de la digitalización, un proceso que será más fuerte cada día, “porque nos guste o no, es un tema que nos acompañará en todas las esferas de nuestras vidas. Por lo tanto, es imprescindible comprenderla”.

“La digitalización está en todas las agendas y es transversal a los temas de trabajo decente, justica fiscal, de servicios públicos de calidad, de género, raza, identidades, etc. Entonces, tenemos que entender la digitalización y ver, cómo podemos incidir en esta agenda desde el movimiento sindical, en la garantía de derechos de los trabajadores y de los servicios públicos de calidad, para marcar una diferencia”, apuntaron.

¿Revolución industrial 4.0?

Sofía Scaserra, docente y economista digital, fue la responsable de entregar el contenido teórico de este módulo. La especialista aclaró conceptos muy usados actualmente, como “Revolución 4.0”, precisando que, en estricto rigor, no corresponde usarlo para referirse al proceso de digitalización que hoy vivimos. “Una revolución significa un cambio de reglas del juego, como sería por ejemplo, eliminar el sistema capitalista e instalar otro. Pero no ha ocurrido así, ya que cada vez tenemos modelos más profundizados de capitalismo. Lo que sí hay es un cambio en las formas de producción, que se ocurrió con la aparición de una nueva materia prima en la economía. Esa materia prima son los datos que generamos a diario en nuestros dispositivos electrónicos”, señaló Scaserra.

Mucha gente piensa que estos datos son el verdadero valor de la economía, pero en realidad son solo la materia prima, explica. “Lo que da valor a estos datos y genera una ganancia extraordinaria

es el procesar esa materia prima, desarrollarla y armar un producto predictivo, que es capaz de explicar nuestra conducta, crear un perfil nuestro como consumidor, para poder vendernos nuevas cosas. Es ahí donde está la ganancia de las empresas de tecnología; en poder desarrollar esto a partir de la materia prima que son nuestros datos”.

Y si bien, en la primera etapa del capitalismo digital, esta ingeniería de datos se usó para definirnos como consumidores, “luego estas empresas se dieron cuenta que también podían influenciarnos en cómo votamos en las elecciones, en la forma en que nos informamos y en cómo accedemos a distintos servicios. Ahí empezaron problemas más grandes, porque comenzaron a influenciar en las decisiones políticas y, en definitiva, en las democracias”, advierte la economista.

Y ahora -añade- está empezando una nueva etapa de capitalismo digital, que además de influenciar las democracias y el consumo, busca influenciarnos como trabajadores. “Aquí es donde entra una nueva agenda de organización sindical y de derechos sindicales, en que debemos entender el poder que le estamos dando a las corporaciones a través de nuestros datos y cómo van a empezar a vigilar y condicionar nuestro comportamiento como trabajadores”.

En esa línea, llama a tener claro que toda tecnología tiene un objetivo y una intencionalidad de fondo. “La tecnología no es buena o mala per se. Pero la pregunta que nos tenemos que hacer es ¿Para qué, con qué objetivo se creó esta tecnología? Si es para que el mundo sea más sustentable, para que la economía sea más igualitaria e inclusiva; para facilitar las tareas de los trabajadores y que ellos puedan lograr más en menos tiempo y, por ende, ganar más salario, esa es una cosa. Pero si se genera una tecnología para vigilar a los trabajadores y hacer que se comporten como si fueran máquinas, es otra cosa muy distinta”, aclara Sofía Scaserra.

Y es que, de acuerdo a lo observado, “la intencionalidad de la mayoría de las tecnologías que hoy tenemos es el lucro y la ganancia, porque vivimos en un sistema capitalista. Y en el ámbito de los servicios públicos, sabemos que esos no pueden ser los objetivos, sino que debe ser un fin más social; la inclusión, que se mejore el acceso y la calidad de todos los servicios del Estado, etc. Eso es lo primero que debemos tener en cuenta. La tecnología puede mejorar muchísimo los servicios del Estado y el lugar donde trabajamos. Pero tenemos que preguntarnos: ¿Quién tiene acceso a esa tecnología? ¿Quién la diseñó? ¿Con qué objetivo?, si el Estado sigue siendo soberano sobre los datos de los ciudadanos o si esos datos están alojados en lugares al que el Estado no puede acceder. Esos son los asuntos a los que debemos poner atención, para entender la relación entre el trabajo y la tecnología en el sector público”.

La respuesta del sindicalismo

Posteriormente, Scaserra detalló los múltiples impactos que puede tener el capitalismo digital en todas las esferas de nuestra vida, cuando es utilizado únicamente con fines de lucro. “La respuesta a este capitalismo extremo, desde el movimiento sindical, no puede ser volver al modelo tradicional de trabajo. Hay que responder con nuevos derechos, con una nueva avanzada sindical. Si la tecnología habilita a que el empleador nos pueda contactar a cualquier hora del día, usemos esto a nuestro favor, para que nos permita acceder a nuevos derechos laborales, como la soberanía del tiempo, el derecho a la desconexión, elegir el horario y el lugar de trabajo, etc. Es decir, establezcamos nuevas reglas del juego para ver cómo vamos a implementar ese sistema, a partir de ahora”, recomienda.

En este escenario, recalca, el movimiento sindical tiene una agenda muy importante, de conquista de derechos, de negociación colectiva, de entender el nuevo capitalismo digital, pero también de hacer ciberactivismo, incorporando nuevas formas de llegar a los trabajadores y nuevas formas de protesta, usando lo digital a nuestro favor. “A las organizaciones y empresas les importa su presencia online, el prestigio, la imagen que dan en redes y medios de comunicación, algo que nosotros también podemos usar. Porque cuando las posibilidades de negociación se agotan y no hay forma de acceder a una negociación colectiva digna, siempre podemos incorporar elementos de ciberactivismo, de redes sociales, de unidad de los trabajadores más allá de las fronteras, que son muy útiles para potenciar el poder de negociación que tenemos los sindicatos, y el poder de conquista de los trabajadores a nivel mundial y regional”, destaca.

Por eso, la invitación es clara: “adueñémonos de la tecnología, empecemos a imponer las reglas del juego con las que nosotros queremos que se desarrolle el futuro de las tecnologías y hagámosla la carne en la organización sindical, entendiéndola también como una herramienta para nuestras propias organizaciones sindicales”, concluye.