La corrupción en la raíz de la crisis climática

Con ocasión del Día Mundial contra la Corrupción, la ISP recuerda que lxs denunciantes desempeñan también un papel esencial en la crisis climática para dar forma a las políticas, divulgar los perjuicios de lxs funcionarixs y desenmascarar las prácticas de las empresas.

Se han gastado billones en la recuperación del COVID, con incontables millones destinados a empresas que rápidamente ocultaron el dinero en paraísos fiscales. Sin embargo, los 100.000 millones de dólares anuales para el clima prometidos por los países ricos no se han materializado. Y durante la pandemia, las empresas tecnológicas han engrosado sus fortunas sin garantizar un acceso digital equitativo ni una protección de datos suficiente. Y los presupuestos militares siguen creciendo, sin tener en cuenta las implicaciones más amplias.

Mientras intentamos abordar los retos sistémicos a los que se enfrenta toda la vida en el planeta, observamos que la misma red de megacorporaciones, abogadxs y grupos de presión y los gobiernos en su nómina están decididos a perpetuar el beneficio por encima de todo.

Un ejemplo claro y revelador de estas prácticas es el hecho de que la industria de los combustibles fósiles (503 personas) fue la delegación más numerosa en la COP 26

En 1912, algunas publicaciones científicas y clips de noticias advertían de los efectos devastadores de la combustión del carbón en el cambio climático. Las grandes compañías petroleras conocen desde 1959 los posibles efectos devastadores de sus productos. Desde entonces, han gastado colectivamente miles de millones para negar la ciencia del clima y posponer las políticas climáticas. De hecho, utilizaron algunas de las mismas agencias que las empresas tabacaleras utilizaron para negar los peligros de sus productos. 

Avancemos hasta 2021 y veremos que ni siquiera estamos cerca de limitar el calentamiento global a "muy por debajo de los 2°C por encima de los niveles preindustriales", como se acordó en el Acuerdo Climático de París de 2015. Por el contrario, nos estamos acercando a importantes puntos de inflexión del sistema climático que tendrán consecuencias devastadoras.La cumbre sobre el clima COP 26 celebrada en Glasgow el pasado mes de noviembre no supuso un gran alivio, ya que los compromisos con los distintos esfuerzos de mitigación y adaptación se quedaron cortos para hacer frente a la crisis climática.

Hay algunas explicaciones para esta falta de acción, pero la más importante es la corrupción en sus múltiples formas: sobornos, grupos de presión, amiguismo, nepotismo, clientelismo, tráfico de influencias, malversación de fondos, puertas giratorias. Un ejemplo claro y revelador de estas prácticas es el hecho de que la industria de los combustibles fósiles (503 personas) fue la delegación más numerosa en la COP 26, muchas de ellas camufladas entre lxs representantes de 27 delegaciones nacionales oficiales.

Como ya han dicho muchos -la OCDE, el Consejo de Europa, el Parlamento Europeo-, lxs denunciantes son clave en la lucha contra la corrupción. Lxs denunciantes también desempeñan un papel fundamental en la crisis climática para dar forma a las políticas, revelar las irregularidades de lxs funcionarixs públicxs y desenmascarar las prácticas empresariales. Sin embargo, como ocurre con tantas historias de desastres en el sector público o privado, alguien, en algún lugar dentro del lugar de trabajo o de la organización, sabe que algo está mal pero no es escuchadx.  En muchos casos, es evidente que no existen disposiciones ni legislación eficaces para la denuncia de irregularidades, lo que da lugar a represalias, despidos, encarcelamiento e incluso la muerte de quienes denuncian.

En la ISP nos esforzamos por conseguir que los derechos y la protección de lxs denunciantes se concedan a todxs lxs trabajadores que revelen irregularidades. Queremos que lxs trabajadores de todos los sectores conozcan las protecciones disponibles para quienes denuncian los daños medioambientales y la corrupción en general, y queremos que los empleadores, tanto del sector público como del privado, establezcan canales eficaces para plantear sus preocupaciones. 

Lxs activistas, periodistas, científicxs, sindicalistas y denunciantes han sido silenciadxs durante demasiado tiempo.  Es hora de escuchar y actuar antes de que sea demasiado tarde. Necesitamos una mejor y más coherente protección en el lugar de trabajo en todo el mundo, para que lxs denunciantes del cambio climático y lxs trabajadores en general se sientan capacitadxs para dar la cara. Nuestro futuro depende de ello.