29 de octubre - Día de acción mundial a favor del cuidado ¡Invertir en cuidados ya!
El cuidado de nuestrxs jóvenes, ancianxs y personas vulnerables ha sido una parte clave del sistema de protección social, integrándose con el sistema de salud, en muchos países durante muchos años. Una manera de responder a las diferentes necesidades de una persona desde el nacimiento hasta la muerte, y una forma de crear un mejor bienestar e inclusión, dice Rosa Pavanelli, Secretaria General de la ISP en su declaración.
Pero a lo largo de las últimas décadas, los gobiernos, la comunidad empresarial y, a menudo, también los sindicatos, empezaron a hablar de "economía asistencial". Esto convirtió lo que solía ser el derecho al cuidado en una oportunidad económica. Desde entonces los servicios de cuidado se han transformado en un mercado extractivo para lxs pocxs ricxs. Este modelo comercial sólo funciona para aquellxs que pueden permitírselo, es un desastre para lxs que no pueden.
Entonces la pandemia Covid-19 golpeó y reveló una profunda crisis de cuidado.
La pregunta es: ¿A quién le importa qué? ¿Cómo valoramos el cuidado?
La triste realidad es que nuestros actuales sistemas privatizados, con medios insuficientes de personal y de fondos, centrados en la ganancia, no protegen a lxs usuarixs y a lxs trabajadorxs. En su lugar, está causando miles de muertes innecesarias.
Mientras tanto, las mujeres de todo el mundo tienen que hacer frente a una carga aún mayor de trabajo de cuidado no remunerado y no visto en el hogar, así como hacer malabarismos con sus trabajos, el aumento del estrés y otras demandas.
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Está claro que necesitamos un nuevo modelo que anteponga el cuidado de las personas al cuidado de los beneficios, dice Rosa Pavanelli en el Día de acción mundial a favor del cuidado. Reconocer, recompensar, reducir, redistribuir y reclamar el trabajo de cuidado es el método radical y esencial necesario para crear un sistema que realmente se preocupe por todxs nosotrxs.
¿A quién le importa? Solucionando la crisis del cuidado
Está claro que necesitamos un nuevo modelo que anteponga el cuidado de las personas al cuidado de los beneficios.
Para lograrlo, sólo se necesitan cinco "R":
Reconocimiento
Debemos reconocer que el cierre y los efectos más amplios de esta pandemia no se sienten de la misma manera: cuando las escuelas cierran, nuestras familias se enferman, nuestros ancianos necesitan atención especial, las mujeres soportan abrumadoramente la carga no remunerada de estos deberes.
Recompensa
Debemos asegurar una remuneración, pensiones, condiciones de trabajo y protección social decentes
Reducción
Debemos reducir el trabajo de cuidado no remunerado y permitir que las mujeres tomen sus propias decisiones sobre la participación en la fuerza de trabajo. ¿Cómo? A través de un aumento masivo de sistemas de cuidado público gratuitos y universales como guarderías y casas de reposo.
Redistribución
El trabajo de cuidado debe ser redistribuido en toda nuestra sociedad. Esto significa dentro de nuestros hogares a través de políticas públicas como la licencia parental remunerada para que los hombres se animen a hacer una mayor parte. Pero también significa ver el trabajo de cuidado no como una carga individual, sino como un bien social, una actividad productiva que contribuye al PIB nacional. Un sector público de cuidados más fuerte reduce el trabajo no remunerado que soportan los individuos mediante una fuerza de trabajo de cuidados colectiva, profesionalizada y valorada, diseñada para romper los estereotipos sexuales.
Y por último : Reclamar
Reclamamos nuestros servicios públicos y reforzamos el papel del Estado en la creación de sistemas de atención de calidad que tengan en cuenta el género.
Todo esto podría parecer imposible. Pero no podemos abordar la crisis de atención con un reajuste del sistema defectuoso que nos ha traído aquí. Necesitamos una transformación drástica.
Reconocer, recompensar, reducir, redistribuir y reclamar el trabajo de cuidado es el método radical y esencial necesario para crear un sistema que realmente se preocupe por todxs nosotrxs.
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Declaración conjunta
Día de acción mundial a favor del cuidado: Sindicatos y sociedad civil se movilizan reclamando inversión en cuidados para lograr economías más inclusivas, accesibles, resilientes y solidarias.
Declaración conjunta de la CSI, UNI Global Union, la Internacional de los Servicios Públicos, la Internacional de la Educación, la Federación Internacional de Trabajadores/as del Hogar y Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando
Se requieren medidas urgentes para hacer frente a las devastadoras consecuencias sociales y económicas de la pandemia de COVID-19. En tanto que representantes y defensores del personal sanitario y de cuidados en el mundo entero, reclamamos que los Gobiernos tomen medidas para establecer economías más inclusivas, accesibles, resilientes y solidarias. Esto sólo puede lograrse con inversiones adecuadas en cuidados que estén directamente relacionadas con resultados para trabajadores y pacientes. Las iniciativas de políticas y las negociaciones sectoriales deben estar interconectadas, ya que ésa es la única manera de asegurar salarios justos y condiciones de trabajo dignas para los trabajadores y las trabajadoras de los sectores de salud y cuidados, y de garantizar el acceso a una sanidad y unos servicios de cuidados públicos para todos y todas.
La pandemia de COVID-19 ha expuesto la fragilidad preexistente de nuestras economías, y ha profundizado desigualdades estructurales en función del sexo, la clase y motivos raciales.
Una inversión insuficiente crónica en los sistemas públicos de sanidad y cuidados, la sistemática infravaloración del trabajo en dichos sectores –predominantemente realizado por mujeres, en particular migrantes y de color– y la falta de inversión para la profesionalización y capacitación del personal en los sectores de salud y cuidados son algunos de los signos evidentes de un sistema económico que lleva demasiado tiempo acordando muy poco valor al cuidado.
La pandemia ha puesto de relieve la importancia esencial de la sanidad y los cuidados para nuestro bienestar y para garantizar nuestra existencia. La necesidad de invertir adecuadamente en sistemas públicos de salud y cuidados equitativos y de calidad nunca ha sido más evidente y urgente.
El personal sanitario y de cuidados, tanto del sector formal como informal, público o privado, trabajando en hospitales, hospicios, residencias, domicilios particulares o escuelas, ha estado situado en primera línea a la hora de combatir esta pandemia y ha seguido aportando sus cuidados en durísimas circunstancias. Se merecen condiciones de trabajo dignas y un salario justo que refleje su enorme contribución a nuestras sociedades.
Este 29 de octubre, pedimos a los Gobiernos que conformen una economía solidaria, mediante:
inversión en sanidad y cuidados públicos de calidad, con perspectiva de género, incluyendo salud mental, guarderías, educación de la primera infancia, cuidados de mayores y otros servicios de asistencia social que respondan a las necesidades de todos;
garantizar condiciones de trabajo y salarios dignos, incluyendo igual salario por trabajo de igual valor, oportunidades de formación para todo el personal y políticas destinadas a cerrar las brechas de género en la participación en el mercado laboral;
mejora de la dotación de personal en los sistemas sanitarios y asistenciales para proteger tanto a los trabajadores y trabajadoras como a las personas que reciben cuidados;
proporcionar equipo de protección personal (EPP), bajar remuneradas por enfermedad y acceso a vacunas a todo el personal sanitario y de cuidados;
garantizar equidad y no discriminación en la contratación, la retención y el acceso a oportunidades de formación y ascenso para el personal de los sectores de la salud y los cuidados;
asegurar el respeto de los derechos de libertad sindical y negociación colectiva de todos los trabajadores de los sectores de la salud y los cuidados, tanto en la economía formal como en la informal, y ahí donde sea posible establecer negociaciones sectoriales;
financiar una protección social universal y con perspectiva de género accesible a todos los trabajadores y las trabajadoras, independientemente de su situación de empleo o estatus migratorio, raza, discapacidad, identidad de género u orientación sexual, y que incluyan también a quienes trabajan en la economía informal; y
garantizar el acceso a servicios de salud y cuidados públicos equitativos y de calidad para toda la población, incluidos los refugiados y migrantes, sin importar su situación legal.