Declaración del Primero de Mayo de la ISP Es hora de que lxs trabajadores de los servicios públicos contraataquen

Al conmemorar el Día Internacional de lxs Trabajadores, nos enfrentamos a un punto de inflexión crítico en la historia. La clase multimillonaria mundial ha lanzado un ataque sin precedentes contra los servicios públicos, las instituciones democráticas y los derechos de lxs trabajadores. Ya no ocultan sus intenciones tras complejas teorías económicas o falsas promesas de prosperidad compartida.

Daniel Bertossa
Hace exactamente 80 años derrotamos al fascismo y al nazismo. De las cenizas de la destrucción surgieron desarrollos vitales: el multilateralismo, la ONU y el sistema de derechos humanos, el aumento de la independencia de las antiguas colonias, el compromiso con las instituciones democráticas, las inversiones en servicios públicos e infraestructuras y unos sindicatos poderosos, todo ello diseñado para compartir la prosperidad y el poder de modo que podamos garantizar la paz.
Estos logros, conseguidos con tanto esfuerzo y sacrificio, son los que la clase multimillonaria socava ahora cuando aumenta la desigualdad en busca del lucro monopolístico y del poder.
Su ataque sostenido contra los servicios públicos y los sindicatos no es una coincidencia. Nos tienen en el punto de mira porque seguimos siendo la línea de defensa más fuerte contra su completa absorción de las instituciones del Estado. Los trabajadores de los servicios públicos y sus sindicatos son la última fuerza organizada capaz de resistir la transformación de los Estados democráticos en regímenes autoritarios al servicio de los intereses privados.
Ya no podemos permitirnos el lujo de elegir si nos defendemos o no. La combinación abierta de la clase multimillonaria globalizada con las fuerzas políticas de derechas ha tomado esa decisión por nosotros.
Ya no podemos permitirnos el lujo de elegir si defendernos o no. La combinación abierta de la clase multimillonaria globalizada con las fuerzas políticas de derechas ha tomado esa decisión por nosotrxs. Han pasado del socavamiento sutil de las instituciones públicas a la guerra abierta contra ellas. Su estrategia es clara: debilitar los servicios públicos, aplastar a los sindicatos y eliminar cualquier resistencia a su control del poder estatal.
La importancia de este momento radica en que, mientras que en décadas anteriores los neoliberales buscaban reducir y eliminar el Estado, la nueva generación de actores de extrema derecha pretende reinventar el Estado para sus propios fines. La normalización de la idea de que el gobierno es un residuo que hay que eliminar ha pasado de ser una estrategia deliberada para debilitar la supervisión independiente a una artimaña para crear el caos en el que los hombres fuertes puedan rehacer el Estado.
Los extremistas de derecha rehacen el Estado para aplicar una agenda social repugnante: atacar a lxs inmigrantes, los derechos de las mujeres y la comunidad LGBTQ. Mientras que los oligarcas empresariales quieren un Estado que conceda generosos contratos para garantizar sus lucros, sin regular nunca sus monopolios ni gravar sus ganancias. Ambos están mostrando una voluntad alarmante de intensificar el uso del aparato estatal para aplastar la disidencia en partes del mundo que antes eran en gran medida inmunes a tales fuerzas.
Debemos comprender este cambio fundamental y tomarlo en serio si queremos derrotarlo: del neoliberalismo extremo al prefascismo.
Los ataques contra el sistema de las Naciones Unidas, vistos desde esta perspectiva, representan no sólo la política interna de Trump, sino un frente crítico en el desmantelamiento del control de las normas sociales internacionales y la regulación económica. Deben verse en el contexto de ataques más amplios como el de Netanyahu contra la Corte Penal Internacional, el fracaso de Macron y otros líderes occidentales para hacer cumplir la jurisdicción de la CPI y el debilitamiento deliberado de instituciones de la ONU como la OIT, la UNRWA y la OMS.
Ya estamos asistiendo a reducciones masivas de personal. La OIT ha eliminado casi uno de cada diez puestos. UNICEF se enfrenta a una reducción presupuestaria del 20%, mientras que el PMA y ACNUR se preparan para reducir su plantilla hasta un 30% en todo el mundo. Por eso nos uniremos a nuestros afiliados, el Sindicato del Personal de la OIT y el Sindicato del Personal de la ONUG, en una protesta frente a la oficina de la ONU en Ginebra bajo el lema "El personal de la ONU no es una mercancía: defendemos la humanidad".
Pero los servicios públicos y sus trabajadores son algo más que la última línea de defensa. También somos la primera línea de ataque.
Los servicios públicos representan la esperanza de un mundo mejor, uno de los últimos bastiones de la sociedad donde las personas reciben atención basada en sus necesidades, independientemente de su capacidad de pago, a pesar del mercado.
Cuando prestamos servicios de salud, educación y servicios esenciales a todos los ciudadanos independientemente de su riqueza o estatus, demostramos que otro mundo es posible, uno basado en la solidaridad y la igualdad y no en el lucro, la extracción y la explotación. Por eso están decididos a destruirnos.
Los servicios públicos y sus trabajadores son algo más que la última línea de defensa. También somos la primera línea de ataque
Están desesperados por crear una narrativa que apoye un sistema que sólo funciona para ellos. Un sistema que proporciona recortes fiscales para ellos, recortes salariales para lxs trabajadores; subsidios para las grandes empresas, austeridad y precariedad para todos los demás, y que se siente como la única opción disponible.
Cada día que existimos, cada día que mostramos que otro camino es posible, es otro día que sus mentiras y su odio quedan al descubierto.
Lo que está en juego no podría ser mayor. Si no defendemos y reforzamos las instituciones democráticas ahora, corremos el riesgo de que se transformen en herramientas de control autoritario. Si esperamos a ver si la amenaza es real, corremos el riesgo de esperar hasta que sea demasiado tarde para hacer algo para detenerla.
Nuestros sindicatos representan a millones de trabajadores que influyen en la vida de miles de millones de personas. Tenemos el poder de organizarnos, movilizarnos y contraatacar. Cuando hacemos huelga, cuando protestamos, cuando nos organizamos, demostramos que la acción colectiva puede desafiar incluso a los intereses más poderosos. Cuando nos unimos a quienes utilizan nuestros servicios, ganamos.
Nuestra visión va más allá de la mera resistencia al autoritarismo. Luchamos por un mundo que anteponga las personas y el planeta al lucro. Exigimos servicios públicos universales de calidad, una fiscalidad justa de la riqueza, la disolución de los monopolios empresariales e instituciones democráticas fuertes capaces de gobernar en interés público.
El tiempo no está de nuestro lado, pero el poder aún está en nuestras manos. Cuanto antes nos movilicemos, más fuerte será nuestra posición.
Pero es posible que también hayan jugado demasiado su baza: en su confianza, la brutalidad de los atentados y el caos que producen les han dejado en evidencia. Ahora la gente debe elegir un bando y aceptar las consecuencias de su elección. Se acabó el tiempo de esconderse, protegerse y hacer concesiones, si es que alguna vez fue una estrategia plausible.
Este Primero de Mayo, hacemos un llamamiento a lxs trabajadores de los servicios públicos y a sus sindicatos de todo el mundo para que se unan a la lucha por los servicios públicos. Juntos podemos derrotar a los oligarcas multimillonarios, defender la democracia y construir el mundo justo y sostenible que sabemos que es posible.
Es tarde. La amenaza es real. Pero también lo es nuestro poder. Que comience la contraofensiva.
Seguir leyendo
Mientras el mundo celebra el Día Internacional de lxs Trabajadores, el personal de las agencias de la ONU en Ginebra se unirá en solidaridad en la Place des Nations (12:30 CEST) para adoptar una postura contra los profundos recortes presupuestarios y las reducciones de personal que afectan a miles de colegas de la ONU en todo el mundo y ponen en peligro el trabajo vital del sistema de la ONU.

Seguir leyendo
Este Primero de Mayo, la ISP hace un llamamiento a los sindicatos, los aliados y el público de toda la región de Asia y el Pacífico para que se solidaricen con los trabajadores más vitales pero infravalorados de la región: lxs Agentes Comunitarixs de la Salud. Desde las trabajadoras ASHA de primera línea de la India hasta el personal de apoyo domiciliario de Nueva Zelanda, miles de personas se están levantando contra la explotación y exigen el reconocimiento y el respeto que merecen.
