En momento decivo para el debate sobre el cuidado en Chile, afiliadas participan de Ciclo de Formación sobre Género

Las escuelas itinerantes de Género trataron de la amplicación nacional del Convenio 190 de la a través de la Ley Karin mientras el Congreso discute el proyecto de ley “Chile Cuida”

Los trés encuentros de la Escuela Intenerante de Género en Chile se transformó en un espacio de debate y construcción colectiva para enfrentar los desafíos que hoy cruzan al sindicalismo chileno: la violencia en el mundo del trabajo y la necesidad de instalar el cuidado como un derecho humano y como un bien público.

El contexto no podía ser más decisivo. Chile vive el primer año de implementación de la Ley Karin (Ley 21.643), mientras el Congreso discute el proyecto de ley “Chile Cuida”, que busca establecer un sistema nacional de apoyos y cuidados. A ello se suma la reciente ratificación del Convenio 190 de la OIT, que abrió un horizonte de esperanza pero también de tensiones respecto a su real puesta en práctica. Estos tres elementos —la ley, el proyecto y el convenio— constituyeron la columna vertebral de los contenidos desarrollados en las escuelas.

Cada uno de lo encuentros reunió un promedio de 35 representantes sindicales, en su mayoría integrantes de comités y departamentos de género e igualdad de organizaciones afiliadas a la ISP. Las jornadas se llevaron a cabo en Santiago (22 y 23 de julio), Valparaíso (19 y 20 de agosto) y Temuco (11 y 12 de septiembre), en el marco del proyecto FORSA, la Internacional de Servicios Públicos (ISP) desarrolló en Chile un ciclo de tres Escuelas Itinerantes de Género durante 2025.

Las reflexiones giraron en torno a tres grandes ejes. Primero, la violencia y el acoso laboral, abordados desde el marco normativo internacional y nacional, con especial énfasis en cómo los sindicatos deben asumir un rol activo en la prevención, en la fiscalización y en el acompañamiento de las víctimas, trascendiendo la lógica de la mera sensibilización. Segundo, la agenda del cuidado, entendida como un nuevo pilar de la protección social, que plantea la urgencia de superar la histórica feminización de estas tareas, su precarización y la sobrecarga que recae en las mujeres. El debate en torno al proyecto “Chile Cuida” permitió situar el desafío de que el Estado asuma la responsabilidad de garantizar el derecho a cuidar, a ser cuidado y al autocuidado. Y en tercer lugar, la necesidad de integrar la perspectiva de género en la vida sindical, lo que implicó cuestionar estereotipos, reconocer las barreras que enfrentan las mujeres para llegar a cargos de representación y promover estrategias de acción positiva que apunten a la paridad y al fortalecimiento del liderazgo femenino.

Las escuelas no se limitaron a escuchar exposiciones. La metodología incluyó debates abiertos, análisis colectivos y dinámicas de trabajo en grupo. A partir de estos espacios surgieron propuestas concretas: elaborar campañas sindicales que permitan visibilizar y enfrentar la violencia en los espacios de trabajo, crear mecanismos internos para monitorear la implementación de la Ley Karin, generar confianza para que las y los trabajadores se atrevan a denunciar, e incidir con fuerza en la discusión parlamentaria sobre el sistema de cuidados. Así, la formación se transformó en un laboratorio de acción política en el que se cruzaron las experiencias locales con la agenda internacional de la ISP, que desde hace años promueve la reconstrucción de la organización social del cuidado como un bien público y común.

Balance y perspectivas

El cierre de este ciclo -el 11 y 12 de septiembre- dejó una enseñanza compartida respecto a que las leyes no bastan si no existen sindicatos vigilantes y activos que las hagan cumplir. Como señaló Carolina Espinoza, la representante titular del Comité de Mujeres del Cono Sur de la ISP, destacó el valor de la experiencia en su segundo año consecutivo al afirmar que “cada escuela fue un paso para consolidar liderazgos feministas en el movimiento sindical de la ISP en Chile. Logramos vincular la experiencia de los territorios con los debates internacionales, y ese cruce es lo que permite proyectar un sindicalismo más inclusivo, con capacidad de incidir en la vida de las trabajadoras y en las políticas públicas”. Además, agradeció a las integrantes del Comité de Mujeres en Chile que fueron las expositoras/ facilitadoras de este espacio.

En la misma línea, Nayareth Quevedo, secretaria subregional de la ISP Cono Sur, “estas escuelas demostraron que el sindicalismo está a la altura del desafío. Constatamos que las leyes por sí solas no cambian la realidad; se necesita organización sindical para transformar la cultura laboral, garantizar protección colectiva y disputar el sentido del cuidado como bien público”.

Con las tres Escuelas Itinerantes de Género, el proyecto FORSA cerró un ciclo formativo que deja al sindicalismo chileno mejor preparado para enfrentar los desafíos de este tiempo. Lo aprendido debe proyectarse ahora hacia cada organización, multiplicando el conocimiento adquirido y transformando las discusiones en acciones concretas. Solo así será posible avanzar en la erradicación de la violencia laboral y en la defensa del cuidado como un derecho humano inalienable, construyendo un sindicalismo con voz firme tanto en el debate nacional como en los foros internacionales.