El cuidado de lxs niñxs y el trabajo de las mujeres

La pandemia ha puesto de manifiesto la crisis mundial del cuidado de los niños, ya que las guarderías y los jardines infantiles cerraron para contener la propagación del virus. La mayor parte del trabajo de cuidado de niños y niñas se trasladó al hogar, provocando un impacto negativo en el empleo y en la vida de las trabajadoras de la economía formal e informal. Al mismo tiempo, muchas cuidadoras de niñxs – incluidas las trabajadoras domésticas – se quedaron sin empleo durante los cierres de las escuelas.

Por otro lado, reorganizar e invertir en servicios públicos de cuidado infantil que satisfagan las necesidades de lxs niñxs y sus cuidadorxs es un desafío ambicioso, pero reconocido por organismos como ONU Mujeres y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que han destacado esta inversión pública como una manera de recuperarse parcialmente de la crisis a través de nuevas oportunidades de trabajo decente que generan más ingresos fiscales y contribuciones a la seguridad social.

Son justamente estos temas, los que abordó el seminario “El cuidado de los niñxs y el trabajo de las mujeres” organizado por Women in Informal Employment: Globalizing and Organizing (WIEGO) en colaboración con ONU Mujeres, la Internacional de Servicios Públicos (ISP) y otras organizaciones afines, que congregó a casi 200 personas el pasado 20 de mayo.

La actividad reunió a distintas referentes del sector del cuidado infantil formal e informal, a lxs responsables de las políticas de desarrollo de primera infancia de los gobiernos, a representantes sindicales y de la comunidad de desarrollo de la primera infancia, así como organismos multilaterales que entre otras materias, debatieron acerca del trabajo decente en el sector del cuidado, caracterizado por un alto grado de empleo informal de las mujeres, incluidas las trabajadoras domésticas, así como también el papel del Estado en la ampliación de los servicios públicos de cuidado infantil y los marcos reguladores que promuevan condiciones más igualitarias para quienes cuidan.

En este marco, la representante de la ISP, Selma Núñez, educadora de párvulos del Hospital pediátrico Roberto del Río de Chile y dirigenta de la Confederación de Profesionales de la Salud Pública de este país (FENPRUSS), se refirió al trabajo de su sindicato en materia de cuidado infantil que incluyó “un diagnóstico de las trabajadoras formales que hacían esta función en los hospitales públicos de Chile y el lugar donde ejercían sus funciones” y demandas específicas tanto en la infraestructura como en condiciones laborales de las cuidadoras de niñxs.

Selma Núñez, dirigenta de la Confederación de Profesionales de la Salud Pública de Chile (FENPRUSS)
Selma Núñez, dirigenta de la Confederación de Profesionales de la Salud Pública de Chile (FENPRUSS)

“Llevo 25 años ejerciendo esta hermosa profesión y no ha sido fácil enfrentar la realidad del cuidado de hijos e hijas de compañeras de trabajo, las que realizan extensas jornadas laborales, que van desde 9 a 12 horas, y hasta 24 o 36 horas, en algunas circunstancias. Y que no tienen – en su mayoría – familiares, redes de apoyo o personas de confianza para el cuidado de sus hijos e hijas. Es en este contexto, como trabajadora del cuidado formal, nos transformamos en su apoyo y pasamos a ser parte esencial de la vida de estas madres trabajadoras, que pueden desarrollar sus labores remuneradas, gracias al trabajo de otras mujeres como yo”.

La dirigenta y representante de la ISP en el seminario, junto con abordar su trabajo específico en el hospital como cuidadora de infantes, destacó la feminización del cuidado remunerado y la baja remuneración y condiciones laborales precarias de quienes lo ejercen, aun cuando dijo que “las trabajadoras del sector de la salud pública en Chile que trabajan en los cuidados es bastante privilegiada, gracias a las acciones emprendidas por los sindicatos y que en la práctica ha significado que el 80% de los establecimientos de salud pública cuenta con unidades de Sala Cuna (lactantes hasta los 2 años), un 60% cuenta con jardines infantiles (de 2 a 4 años) y un número menor con centros escolares (de 4 a 12 años en jornada alterna al colegio)”.

El carácter subsidiario del Estado chileno no sólo ha delegado a las familias la prestación de los cuidados, sino también, ha desarticulación y privatizado los servicios públicos

Sin embargo, precisó que si bien estas demandas hoy se han transformado en políticas públicas, es decir, los nuevos hospitales que se están construyendo traen incorporados las unidades de cuidado infantil para las y los hijos de las trabajadoras públicas, el problema es que “se están construyendo bajo la modalidad de alianzas público-privadas, que podría significar un costo mayor, y por ende limitar la construcción de jardines infantiles para las y los niños de entre 2 y 4 años, y sólo garantizar cobertura a los bebés de 5 meses y medio hasta 2 años”.

Situación, señala Selma, muy normalizada en un país donde “el carácter subsidiario del Estado chileno no sólo ha delegado a las familias la prestación de los cuidados, sino también, ha desarticulación y privatizado los servicios públicos, como salud y educación, donde existen más trabajadoras, que son imprescindibles para una red pública que debe garantizar los cuidados”.

No obstante, dice, “tenemos una oportunidad histórica para avanzar en cambios profundos al neoliberalismo chileno gracias a las elecciones del 15 y 16 de mayo, en que elegimos una Convención Constitucional de carácter paritario que tendrá como propósito redactar un proyecto de Constitución que deberá ser ratificado vía referéndum y donde queremos instalar algunas demandas del movimiento feminista vinculadas a la ausencia total del Estado en materia de cuidados”.

“Para mi sindicato, la FENPRUSS, así como para las organizaciones del sector público en Chile aglutinadas en la Internacional de Servicios Públicos, la lucha por un trabajo decente de las trabajadoras del cuidado no puede estar desvinculada de nuestra lucha por servicios públicos de cuidado, en manos públicas. Nuestras demandas parten de un enfoque basado en los derechos humanos que busca el reconocimiento del derecho humano al cuidado (a cuidar y a ser cuidado) y de esta manera elevar la responsabilidad del Estado en la provisión de sistemas públicos de cuidado: de calidad, universales, integrales, y transformadores de las relaciones de género para construir las bases de la igualdad real”.

Finalmente, Selma destacó el buen momento que vive Chile para plantear la propuesta de la reconstrucción de la organización social del cuidado, alrededor del proceso de elaboración de una nueva Constitución, enfatizando que el objetivo “es lograr el reconocimiento del derecho humano al cuidado, en donde una parte fundamental somos las y los trabajadores de los servicios públicos”.