Demasiado poco, demasiado tarde: necesitamos un mecanismo permanente de exención de los ADPIC

El 15 de marzo, la Comisión Europea finalmente admitió que las reglas de propiedad intelectual representan una amenaza para el acceso a las vacunas a nivel mundial. Pero su contrapropuesta, filtrada a la prensa, es absolutamente inadecuada para resolver el problema.

Transcurridos dos años de la pandemia, no se han enfrentado las normas comerciales que imponen barreras al aumento de la producción de vacunas, medicamentos, diagnósticos y otros productos de salud que tanto necesitamos. Esa demora deja clara la necesidad de un mecanismo automático para suspender estas normas problemáticas cuando haya una pandemia, otras emergencias de salud pública globales u otras circunstancias excepcionales, en lugar de dejarlo en manos de la turbia política de la Organización Mundial del Comercio. 

Le pedimos a los 65 copatrocinadores de la verdadera propuesta de exención de los ADPIC que rechacen esta inadecuada contrapropuesta.

El 15 de marzo, la Comisión Europea (CE) admitió finalmente que las normas de propiedad intelectual suponen una amenaza para el acceso a las vacunas a nivel mundial. La contrapropuesta que se filtró a la prensa se atribuye al cuarteto conformado por Estados Unidos, la CE, India y Sudáfrica, pero sólo refleja las posiciones de Estados Unidos y de la CE. Esta contrapropuesta solo para las vacunas covid-19 es un reconocimiento de facto de que hay que hacer algo, lo que supone un cambio positivo respecto a la anterior actitud inflexible de la CE de bloquear los debates sobre esta cuestión. 

Sin embargo, es absolutamente inadecuada para resolver el problema en cuestión y, por ello, le pedimos a los 65 copatrocinadores de la verdadera propuesta de exención de los ADPIC que tiene el potencial de llevarnos hacia una solución, que la rechacen. 

La contrapropuesta no ofrece mucho más que lo que la Declaración de Doha ya prevé como flexibilidad en la aplicación de las normas de propiedad intelectual en el marco de los ADPIC por motivos de salud pública. Tampoco contempla la transferencia de tecnología, que es el núcleo de la solución que necesitamos.

Además, sólo cubre las vacunas, está limitada geográficamente y sólo cubre las patentes, lo que es insuficiente para facilitar la fabricación. Asimismo crea requisitos adicionales para que los gobiernos puedan eludir las patentes por motivos de salud pública, socavando de hecho este mecanismo, como han destacado Médicos Sin Fronteras (MSF) y otras organizaciones.

Si el texto publicado no aporta soluciones reales, este acuerdo es peor que no tener un acuerdo. 

Si el texto publicado no aporta soluciones reales, este acuerdo es peor que no tener un acuerdo. 

Hoy en día, los países ricos han repartido más dosis de refuerzo que la cobertura total proporcionada por los países de ingresos bajos, desde que las vacunas están disponibles. Sin embargo, la proliferación de nuevas variantes sigue afectando a la población de los países de renta alta y baja. Este apartheid de las vacunas se complementa con un apartheid de los medicamentos eficaces contra la covid-19.

Como resultado, se pierden vidas innecesariamente, los medios de vida siguen sufriendo por el estancamiento de las economías y los profesionales de salud de la primera línea no han tenido un respiro en más de dos años. El hecho de que hayamos tenido que esperar tanto tiempo para tener un mal compromiso demuestra que los mecanismos de nuestro sistema de gobernanza comercial internacional son inadecuados para abordar este tipo de retos en un mundo globalizado. 

Mientras seguimos exigiendo una exención verdadera de los ADPIC para la pandemia de covid-19, también trabajaremos para instituir un mecanismo permanente que active automáticamente la suspensión de las disposiciones requeridas por los ADPIC cuando se anuncie en el futuro una emergencia de salud pública global que pueda convertirse en una pandemia.

Es nuestra responsabilidad moral aprender de este período devastador de la historia de la humanidad y asegurarnos de no volver a cometer el mismo error, para evitar la maximización del lucro por encima del sufrimiento innecesario de las personas en el futuro. 

Rosa Pavanelli, secretaria general de la ISP