El brote de Ébola que en estos momentos afecta a Guinea, Liberia y Sierra Leona es el peor de la historia y el primero en propagarse ampliamente por varios países. El Ébola no tiene cura, pero puede ser diagnosticado y tratado. El tratamiento precisa cuidados intensivos y un estrecho contacto entre paciente y trabajador/a sanitario.

El tratamiento puede salvar vidas, ¡pero no a costa de matar a los/as trabajadores/as sanitarios!

Es una trágica forma de recordar a las autoridades nacionales e internacionales que la salud pública básica precisa inversiones adecuadas, tanto en personal sanitario como en infraestructuras, para poder luchar contra los brotes de enfermedades de este tipo.

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