Al conmemorar este día, es esencial reflexionar sobre los retos a los que se enfrentan lxs trabajadores de todo el mundo, especialmente en el sector público. Uno de los problemas más importantes a los que se enfrentan lxs trabajadores del sector público es la posibilidad de ejercer su derecho de huelga. Este derecho fundamental está consagrado en el Convenio 87 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que reconoce el derecho de lxs trabajadores a fundar sindicatos y afiliarse a ellos y a participar en negociaciones colectivas, incluido el derecho de huelga.

El derecho de huelga es un derecho humano fundamental que permite a lxs trabajadores expresar pacíficamente sus quejas y exigir un trato justo y una indemnización equitativa. Sin este derecho, lxs trabajadores tienen pocas opciones para hacer frente a los problemas en el lugar de trabajo y pueden sufrir prácticas laborales injustas, discriminación salarial y condiciones de trabajo inseguras.

Nuestro derecho a la huelga no es un privilegio, es un derecho humano fundamental consagrado en el derecho internacional.

En el sector público, donde los servicios son esenciales para el bienestar de la sociedad, el derecho de huelga es aún más crítico. Lxs trabajadores del sector público prestan servicios esenciales como la salud, la educación y la seguridad pública, y su capacidad para hacer huelga garantiza que tengan voz en los procesos de toma de decisiones que afectan a sus puestos de trabajo y a los servicios que prestan.

Las huelgas y otras formas de acción colectiva de lxs trabajadores forman parte de la historia laboral desde hace miles de años. Una de las primeras huelgas de las que se tiene constancia fue la de los constructores de pirámides del antiguo Egipto, que tuvo lugar en torno al año 1170 a.C.. Según los registros históricos, lxs trabajadores que estaban construyendo la pirámide del faraón Ramsés III se declararon en huelga debido a los retrasos en el cobro de sus salarios. Otro ejemplo temprano de huelga fue la de los mineros de la sal en la antigua Roma en el 494 a.C.. Los mineros de la sal se pusieron en huelga para protestar por sus condiciones de trabajo y los bajos salarios, y su huelga tuvo éxito al conseguir sus reivindicaciones.

A pesar de esta larga y sólida historia, no pasa un año sin que elementos facciosos en alguna parte del mundo intenten arrebatar este derecho. En Estados Unidos, por ejemplo, lxs trabajadores del sector público de Michigan tienen prohibido hacer huelga en virtud de la Ley de Relaciones Laborales Públicas del estado. La ley permite a los empresarios solicitar mandamientos judiciales para impedir las huelgas, y lxs trabajadores en huelga pueden ser objeto de medidas disciplinarias, incluido el despido. Del mismo modo, en Wisconsin, lxs trabajadores del sector público tienen prohibido hacer huelga en virtud de la ley estatal, y violar esta prohibición puede acarrear multas o incluso penas de prisión.

En Kenia, el gobierno ha tomado recientemente medidas para restringir las huelgas de lxs trabajadores del sector público, introduciendo en diciembre de 2020 el Proyecto de Ley (Enmienda) del Servicio Público, que pretende prohibir las huelgas de los proveedores de servicios esenciales, incluidos médicos, enfermeras y profesores.

El Reino Unido aprobó en 2016 la Ley de Sindicatos, que introdujo regulaciones más estrictas para los sindicatos, incluidas nuevas normas para las votaciones de huelga y los piquetes, y también acuñó una nueva categoría de "servicios públicos importantes" para eludir la definición de "servicios esenciales" de la OIT.

En Ecuador, el gobierno del presidente Lenín Moreno emitió, en 2019, el Decreto Ejecutivo 884, que restringía el derecho a la huelga de lxs trabajadores del sector público, incluidos los docentes, lxs trabajadores de la salud y lxs funcionarios públicos.

Últimamente, las huelgas contra la reforma de las pensiones en Francia han sido salvajemente reprimidas por la Policía del gobierno de Macron.

Al tiempo que luchamos para reparar estas injusticias, también es nuestra obligación moral desobedecer estas restricciones y defender los principios de justicia y moralidad. Nuestro derecho a la huelga no es un privilegio, es un derecho humano fundamental consagrado en el derecho internacional. No nos dejaremos intimidar por multas, medidas disciplinarias o detenciones. No permitiremos que el gobierno nos arrebate nuestra capacidad de negociar salarios y condiciones de trabajo justos.

Al celebrar este día, hacemos un llamamiento a gobiernos y empresarios para que reconozcan y respeten el derecho de huelga como un derecho fundamental de todos lxs trabajadores, especialmente lxs del sector público. Les instamos a entablar un diálogo constructivo con los sindicatos y a trabajar para garantizar la protección y el respeto de los derechos de lxs trabajadores. Sólo mediante estos esfuerzos podremos crear lugares de trabajo justos y equitativos que beneficien a todos.

En solidaridad con todos lxs trabajadores, les deseamos una feliz celebración del 1 de mayo.