in memoriam Con la muerte del Papa Francisco, hemos perdido a un defensor de los derechos de lxs trabajadores en un mundo cada vez más hostil
La ISP lamenta la muerte del Papa Francisco y se une a las voces de todo el mundo para reconocer sus logros en defensa de lxs trabajadores, los sindicatos y todos lxs excluidxs por un sistema socioeconómico que, en sus propias palabras, "prioriza a toda costa el lucro por encima del pueblo".

Daniel Bertossa
Con su muerte en las primeras horas del Lunes de Pascua, a la edad de 88 años, el movimiento sindical mundial pierde a un poderoso aliado. Como primer Papa del Sur Global -o, como él lo describía, "del fin del mundo", refiriéndose a su Argentina natal- Francisco defendió sistemáticamente a los sindicatos como "guardianes" de los derechos de lxs trabajadores y dio voz a lxs marginadxs, especialmente del Sur Global. Describió a los sindicalistas como "profetas" capaces de abogar por una "economía social de mercado" que priorice el pueblo por encima del lucro.
Como primer Papa no europeo en más de mil años, Jorge Bergoglio señaló claramente a quién quería a su lado desde el principio de su pontificado, no sólo eligiendo el nombre de Francisco como una declaración política en apoyo de los pobres, sino sobre todo a través de acciones y encíclicas que hablaban con valentía a los "amos del mundo".
Su primera visita apostólica a la isla de Lampedusa, donde denunció la "globalización de la indiferencia", y la última a Córcega el pasado diciembre, ambas situadas en el "mayor cementerio" del mundo, no fueron casualidad. A lo largo de sus 12 años de pontificado, mantuvo una postura coherente de apoyo a los más vulnerables, considerando a los sindicatos como aliados y contrafuerzas del capitalismo explotador.
No hay sindicato sin trabajadores, y no hay trabajadores libres sin sindicato [Papa Francisco]
En tres ocasiones significativas, el papa Francisco abrió las puertas del Vaticano a la ISP. En 2017, la ISP participó en un seminario sobre el Derecho Humano al Agua y asistió a un Encuentro Internacional de Organizaciones Sindicales sobre"El trabajo y el movimiento obrero en el centro de un desarrollo humano, integral, inclusivo y sostenible." La tercera vez ocurrió el 13 de febrero de este año - un día antes de su hospitalización - cuando la ISP encabezó una delegación sindical mundial en una cumbre vaticana de alto nivel sobre Justicia Fiscal para abogar por una reforma fiscal internacional urgente.
Ese mismo año, dirigiéndose a los miembros de la Confederación de Sindicatos de Italia, el Papa Francisco elogió a los sindicatos como "profetas" que dan voz a lxs trabajadores y defienden su dignidad.
"Los sindicatos son expresión del perfil profético de la sociedad. Los sindicatos nacen y renacen cada vez que, como los profetas bíblicos, dan voz a los que no la tienen, denuncian a los que 'venderían al necesitado por un par de sandalias', desenmascaran a los poderosos que pisotean los derechos de lxs trabajadores más vulnerables, defienden la causa de lxs extranjerxs, de los últimos, de lxs rechazadxs."
En la misma ocasión, criticó al capitalismo moderno por priorizar el lucro por encima del pueblo. "El capitalismo de nuestro tiempo no entiende el valor del sindicato, porque ha olvidado la naturaleza social de la economía."
En 2022, dirigiéndose a los miembros de la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), afiliada a la ISP, el Papa Francisco dijo:"No hay sindicato sin trabajadores, y no hay trabajadores libres sin sindicato". Insistió en que los sindicatos están llamados a ser"una voz para los sin voz", haciendo hincapié en que"hay que hacer ruido para dar voz a los sin voz."
Es significativo que se opusiera firmemente al antisemitismo y a la islamofobia y que criticara las políticas de Trump, especialmente en lo relativo a los migrantes. Se pronunció a favor de proteger nuestro planeta de la marcha rapaz de una clase empresarial que destruiría el planeta del que todos dependemos, simplemente para extraer beneficios privados.
Fue un Papa a favor de la paz, no sólo como concepto espiritual individual, sino como obligación práctica y moral de actuar. Sus declaraciones sobre Gaza no tuvieron mucha repercusión en los medios de comunicación occidentales, desde luego cuando dijo: "Esto es crueldad, no guerra" y manifestó en su último artículo publicado su apoyo a un Estado palestino, declarando: "La verdadera paz no puede imponerse por la fuerza [...] Dios y las generaciones futuras nos juzgarán no por cuántos enemigos hayamos derrotado, sino por cuántas vidas hayamos salvado".
Cuando visité el Vaticano a principios de este año, me recordaron que llamó a la única iglesia católica de Gaza todos los días - para ser exactos un total de 563 veces - desde que estalló la guerra para ofrecer solidaridad y oraciones, nacido de sus temores de que la comunidad cristiana que ha vivido en Gaza durante más de 1.600 años ahora se enfrenta a la destrucción.
Quizá uno de sus legados más perdurables fue poner nombre a las injusticias para que todos las vieran. Obligar a quienes perpetúan estas injusticias a responder de sus actos y, al hacerlo, afrontar las consecuencias de su mezquindad en la plaza pública mundial.
Poco después de la muerte del Papa, la política estadounidense de extrema derecha Marjorie Taylor Greene tuiteó, en aparente referencia al Papa: "Hoy se han producido importantes cambios en los liderazgos mundiales. El mal está siendo derrotado por la mano de Dios". La extraordinaria ofensividad de esta intervención de una supuesta cristiana demuestra el modo en que la codicia y el interés propio deforman y distorsionan las voces y tradiciones de amor y compasión. Y expone la maldad de aquellos que, hasta hace poco, han hecho todo lo posible por ocultar su agenda.
Nuestro mejor homenaje al Papa Francisco, como parte del movimiento obrero mundial, es seguir denunciando las injusticias y a sus autores para que rindan cuentas. Y seguir luchando contra aquellos -disfrazados de cristianos o no- que no quieren ver a lxs trabajadores libres.