Comienza la Conferencia Internacional del Trabajo 2021

Tenemos la percepción, que se reafirma año a año, de que el poder corporativo, cada vez más autoritario y reaccionario, ha ganado mucho espacio en la OIT, y que la burocracia de la organización se acomoda según su instinto de supervivencia, dejando de lado el objetivo histórico del diálogo social tripartito para generar condiciones equitativas de desarrollo social a nivel global. Por Marcelo Di Stefano

La Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ya comenzó en su versión virtual para este 2021. El esquema de labores propuesto por la oficina a cargo del director general Guy Ryder presenta muchas dificultades, que afectan especialmente al grupo de los trabajadores y trabajadoras, quienes deberán atender las reuniones en horarios de madrugada para América y Asia, contarán con delegaciones más pequeñas frente a la imposibilidad de acreditar delegados en todas las comisiones, afrontarán filtros excesivos a la hora de solicitar tomar la palabra, un brutal acotamiento de los discursos a apenas 2 o 3 minutos por exposición, y el tedio propio de asistir durante 2 semanas consecutivas a reuniones diarias frente al ordenador con traducciones simultáneas.

Marcelo Di Stefano
Marcelo Di Stefano

Más allá de estas complicaciones de carácter organizativo, nuestra preocupación se centra en las restricciones para la acción y denuncia sindical, especialmente en el espacio más importante de la CIT para ejercer el derecho a la protección de los derechos sindicales: la Comisión de Aplicación de Normas (CAN).

Este viernes 28 de mayo conocimos la lista de “casos” que se debatirán en la CAN. Ya no serán los 24 países que acuerdan las representaciones de los empleadores y trabajadores sobre la base del Informe de la Comisión de Expertos en Convenios y Recomendaciones; la lista de los países más incumplidores de los derechos laborales que se ponen en debate en la Comisión fue disminuida a solo 19 casos.

La lista negra acordada por las representaciones de trabajadores y empleadores es la siguiente: Europa, 5 casos: Belarús (C87), Tayikistán (C81), Turkmenistán (C105), Kazajistán (C87), y Rumania (C98); Asia, 5 casos: Hong Kong (C87), Camboya (C87), Irak (C111), Maldivas (MLC), y Kiribati (C182); África, 5 casos: Gana (C182), Zimbawe (C105), Etiopía (C87), Mozambique (C122), y Namibia (C111); finalmente América con 4 casos: Colombia (C87), Honduras (C169), El Salvador (C144) y Bolivia (C131).

Para los trabajadores y trabajadoras de Latinoamérica, y en especial para los sindicatos afiliados a la ISP, la lista ha resultado un golpe duro por no incluir los casos de Brasil, en donde se produjo la reforma laboral más terrible y cruel que impulsó el desmantelamiento del sistema de protección social; Guatemala, en donde no para de crecer la violencia y persecución antisindical; y Ecuador, que se caracteriza por las restricciones a la libertad sindical en el sector público. Celebramos la incorporación de Colombia, pero sin dudas la lista nos marca una transacción desfavorable para nuestros intereses.

No nos sorprende el resultado de la negociación de la lista. Es consecuencia de una estrategia negativa para el sector de los trabajadores que vemos crecer en la OIT desde hace unos años, la cual poco a poco va encorsetando al trabajo sindical en lo que algunos denominan de política de “disciplinamiento forzado”. Mientras los trabajadores en la OIT deben aceptar y seguir las pautas que coloca la oficina, los empleadores continúan actuando dentro y fuera de OIT violando sus mecanismos, normas y procedimientos, y haciendo uso del chantaje para alcanzar sus objetivos.

Tenemos la percepción, que se reafirma año a año, de que el poder corporativo, cada vez más autoritario y reaccionario, ha ganado mucho espacio en la OIT, y que la burocracia de la organización se acomoda según su instinto de supervivencia, dejando de lado el objetivo histórico del diálogo social tripartito para generar condiciones equitativas de desarrollo social a nivel global. Creemos que es necesario dar un golpe en la mesa, dejar de danzar al ritmo lento de las costumbres diplomáticas, e impulsar desde la representación sindical un cambio profundo de la OIT, la cual seguimos considerando como una herramienta valiosa y fundamental para afrontar los desafíos de un mundo del trabajo tan cambiante e interdependiente, que requiere de nuevos equilibrios entre el capital del trabajo, un verdadero nuevo contrato social, debatido en el marco de un espacio de diálogo social que ejerza la gobernanza global de las relaciones sociolaborales.

Mientras tanto, y en las condiciones que se nos presentan, la Internacional de Servicios Públicos, articulando a sus afiliadas, estará presente en cada una de las Comisiones de la Conferencia Internacional del Trabajo 2021, para sostener con fuerza la voz de los trabajadores y trabajadoras de los servicios públicos.


* Marcelo Di Stefano es miembro del Comité Ejecutivo Regional de la ISP (IAMREC) y dirigente de la Asociación del Personal no Docente de la Universidad de Buenos Aires (APUBA) y de la Confederación de los Trabajadores y Trabajadoras de las Universidades de las Américas (CONTUA).