La pandemia del Covid-19 ha puesto al desnudo numerosas carencias no sólo de los sistemas de salud, sino también en la educación, la gobernanza y la economía en general, en todos los rincones del mundo. Las consecuencias negativas de todos estos años de austeridad, recortes y privatización son más evidentes que nunca: falta de recursos, falta de personal, falta de protección social.

La corrupción puede poner en riesgo el desarrollo, producción, adquisición y distribución de vacunas seguras y eficaces

Además, han salido a la luz numerosos casos de malversación de fondos públicos, debilidades y grietas en procesos de contratación y mala administración. Específicamente, la corrupción ha impedido que numerosos afectados reciban medicamentos y tratamiento, y ha privado a lxs trabajadorxs - particularmente lxs de la salud - de suministros y material esenciales para realizar su trabajo de manera segura.

En muchos casos, ha habido sobrecostos y la calidad de los insumos se ha visto comprometida por culpa de prácticas corruptas, poniendo en riesgo la vida de lxs trabajadorxs y la vida de las personas a su cargo.

De la misma manera, la corrupción puede poner en riesgo el desarrollo, producción, adquisición y distribución de vacunas seguras y eficaces.

Para evitar más consecuencias negativas a causa del Covid-19 y estar mejor preparados para futuras pandemias es esencial que los gobiernos pongan en práctica y sin demora sistemas más robustos y transparentes de control. Igualmente, es esencial reconocer el coraje y proteger los derechos, los puestos de trabajo y la integridad de lxs trabajadorxs que denuncian irregularidades y ponen a conocimiento del público estas malas prácticas.

La corrupción puede resultar aún más letal que un virus. Para hacer posible una #recuperaciónconintegridad debemos en consecuencia dar más importancia a los mecanismos y lxs informantes que luchan contra la corrupción.