Esta sesión, titulada "La salud antes que la riqueza: Lucha contra la privatización, financiación de los servicios públicos de salud", forma parte de una serie de cuatro sesiones temáticas para las afiliadas de la ISP, sobre cuestiones relacionadas con los trabajadores de la salud y la asistencia. Tendrá lugar el martes 18 de octubre, de 13 a 16 horas CET, y el seminario web está abierto únicamente a las afiliadas de la ISP.

Habrá interpretación simultánea en inglés, francés y español.

Register here

El derecho a la salud es el que posibilita todos los demás derechos. Y este derecho se ha afirmado en varios convenios internacionales, empezando por el preámbulo de la constitución de la Organización Mundial de la Salud de 1947, que dice:

 "el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social".

Más de 100 países han consagrado igualmente la salud en sus constituciones. Pero en las últimas cuatro décadas, las políticas neoliberales que se han convertido en la sabiduría convencional, han dado lugar a la mercantilización y comercialización de la salud, que cada vez se ve más como un negocio y, de hecho, es uno de los "sectores económicos" de más rápido crecimiento, ya que el gasto mundial en salud aumentó hasta el 8,3% (10% del PIB mundial), en 2018.

La mercantilización de la sanidad adopta diferentes formas de privatización, como la externalización, la subcontratación y la asociación público-privada para la prestación de servicios clínicos o la construcción/renovación de instalaciones sanitarias. La privatización en el sector de la salud ha ido acompañada de recortes en la financiación de la sanidad pública. 

De hecho, la privatización suele ser el resultado de decisiones políticas de los gobiernos, que utilizan varios mecanismos, como la adopción de bonos y la introducción de seguros privados.  Por lo tanto, es crucial tener siempre presente las múltiples formas en que se desarrolla la privatización, fomentando el interés de corporaciones y empresas por enriquecerse en detrimento de la prestación de servicios de la salud, lo que socava el enfoque basado en los derechos humanos establecido anteriormente. 

Las consecuencias de la combinación de la privatización y los drásticos recortes en la financiación de los servicios de Salud y los cuidados han sido devastadoras, incluso antes de que la pandemia de COVID-19 se produjera en 2020. Ni siquiera los servicios de salud de cobertura universal bien establecidos se han salvado.

Entre 2014 y 2020, se produjeron 557 muertes adicionales relacionadas con la externalización de los servicios de salud, en 173 grupos de gestión clínica de los Servicios Nacionales de Salud (NHS) en Inglaterra.  La investigación también muestra que la privatización del Sistema Nacional de Salud italiano socavó la preparación para las emergencias sanitarias, contribuyendo significativamente al impacto adverso de la pandemia en Italia. 

En el Sur Global, "se presionó a los países en desarrollo para que promovieran el sector privado" con políticas de ayuda que venían acompañadas de "consejos" y préstamos de las instituciones financieras internacionales que venían acompañados de condicionalidades, todo ello encaminado a la necesidad de la privatización para la "eficiencia" e inversión en el sector.

Con la llegada del COVID-19, los gobiernos tomaron medidas radicales, en distinta medida y con prontitud, que parecían frenar la incursión de los intereses privados en el sector de la salud. Dichas medidas se extendieron inclusive a la requisa de hospitales privados en España.

Sin embargo, después de los primeros días de la pandemia, los gobiernos volvieron a poner en marcha la privatización. Las tácticas para hacerlo incluyeron el "sigilo" de la aceleración de la externalización privada en el NHS por ejemplo. Y el proceso continuó a pesar de las abundantes pruebas de que "la privatización de los servicios de salud y cuidados causa muertes durante la pandemia de COVID-19".

La situación es, en efecto, bastante grave. Pero la buena noticia es que los sindicatos han estado luchando contra el monstruo de la privatización.

En Canadá, la CUPE ha cuestionado "la idea de unos servicios de la salud financiados con fondos públicos pero gestionados de forma privada", insistiendo en la financiación y prestación de los servicios de la salud como "buenos servicios públicos para todxs". En Corea, KHMU ha organizado sistemáticamente "campañas masivas contra los hospitales con fines de lucro". "Y en Alemania, Ver.di lideró huelgas que duraron semanas contra la privatización y a favor de una mayor financiación pública de la sanidad en los hospitales universitarios. 

Estas olas de resistencia representan una punta del iceberg de la lucha que las afiliadas a la ISP están librando, a menudo en cooperación con las comunidades y los movimientos más amplios de la sociedad civil. Estas son muy importantes porque si queremos ganar la batalla para entronizar "la salud antes que la riqueza", tenemos que ver cómo podemos profundizar la resistencia con nuestras diferentes campañas, y juntos, en solidaridad.

Objetivos

  A la luz del contexto anterior, los objetivos de la reunión son:

• Compartir las experiencias de diferentes sindicatos sobre sus campañas contra la privatización de la sanidad y la defensa de una mejor financiación pública de los servicios de la salud y sociales.

• Reflexionar sobre cómo fortalecer las alianzas con las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) y las comunidades para construir un mayor poder en torno a nuestro compromiso compartido de anteponer la salud a la riqueza.

• Consultar a las afiliadas sobre las prioridades para la elaboración de una caja de herramientas de la campaña de la ISP contra la privatización de los servicios de la salud y sociales.

Orden del día provisional