Resumen fiscal - ¿Impuesto corporativos o empleo? Acabar con los mitos

Este informe de investigación cuestiona el viejo mito de que las reducciones del impuesto corporativo fomentan el empleo. Basándose en datos mundiales, el estudio revela que los países con sistemas de impuestos corporativos más fuertes tienden a lograr mejores resultados en el empleo formal, una mejor distribución salarial y servicios públicos más sólidos, lo que subraya que una fiscalidad de las empresas justa es clave para reducir la desigualdad y apoyar el empleo decente.
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Introducción
Durante demasiado tiempo, los grupos de presión empresariales han afirmado que los recortes fiscales a las empresas crean empleo y que las subidas de impuestos acabarán con él. Este manido argumento ha servido para justificar los recortes para las grandes empresas mientras los trabajadores soportan una parte cada vez mayor de la carga fiscal. Los líderes sindicales y los defensores de la justicia fiscal llevan mucho tiempo sospechando que esta afirmación es falsa. Ahora tenemos los datos que lo demuestran.
En el primer estudio mundial de este tipo, esta investigación no encontró ninguna correlación entre el aumento de los impuestos y la disminución del empleo. De hecho, parece ser cierto lo contrario: que los países con sistemas fiscales sólidos para las empresas tienden a tener mercados laborales más fuertes, mejores salarios y un empleo más estable.
Dirigido por la economista Agustina Gallardo, el estudio se realizó en estrecha coordinación con sindicalistas, lo que aportó una visión directa del mundo laboral. Estas conclusiones ponen en entredicho las antiguas afirmaciones de los grupos de presión empresariales y aportan pruebas decisivas para los defensores de la justicia fiscal.
Este informe ofrece un resumen de este estudio global, proporcionando a los líderes sindicales las pruebas y los argumentos necesarios para desafiar a los grupos de presión empresariales. Demuestra cómo crear un sistema fiscal sólido que apoye el empleo de calidad y reduzca la desigualdad. Frenar la evasión fiscal incentiva a las empresas que tratan de minimizar sus obligaciones fiscales a invertir en empleo y en capacidades productivas. Para el Estado, gravar los beneficios allí donde se realizan efectivamente -y no donde los accionistas deciden declararlos- se traduce en recursos públicos adicionales. Estos recursos pueden utilizarse para mejorar el bienestar social, financiar la inversión pública para crear empleos decentes y, en última instancia, acelerar la transición hacia una economía más ecológica.
Las implicaciones son claras: hay que acabar con la carrera a la baja en el impuesto corporativo. El estudio demuestra cómo la elusión fiscal y la competencia entre Estados repercuten negativamente en la inversión, el crecimiento salarial, la creación de empleo y el empleo de calidad. El informe propone unos tipos efectivos más altos en el impuesto de corporativo, la imposición unitaria y la información pública país por país como reformas esenciales para promover la justicia económica y mejorar las condiciones de empleo.
Para los líderes sindicales y los activistas que luchan en primera línea por la justicia fiscal, esta investigación confirma lo que se viene sosteniendo desde hace tiempo: que recortar los impuestos corporativo y hacer la vista gorda ante la evasión fiscal crea perjuicios reales para los trabajadores y nuestras comunidades. No sólo desfinancia los servicios públicos de los que todos dependemos, sino que también reduce los salarios, socava la negociación, alimenta la desigualdad y aumenta la carga fiscal de los trabajadores.
Para más información sobre justicia fiscal de la NUTJ, consulte la página de recursos clave.
Contexto: desplazamiento de beneficios empresariales y reducción de las contribuciones fiscales
Replantearse el impuesto corporativo y la creación de empleo
Una mayor recaudación del impuesto corporativo es la piedra angular de unos servicios públicos e infraestructuras esenciales mejor dotados. Proporcionan a los gobiernos los medios para invertir en bienes públicos como la sanidad y la educación. El impuesto corporativo desempeña un papel clave en la lucha contra las desigualdades económicas. Cuando los tipos del impuesto corporativo on demasiado bajos, las personas ricas pueden trasladar sus ingresos a las empresas, lo que les permite evitar impuestos sobre la renta personales más elevados y reducir sus obligaciones fiscales totales.
Sin embargo, hay quienes sostienen que unos impuestos corporativo más elevados reducen la inversión y el número de puestos de trabajo creados, lo que se traduce en un menor crecimiento y en menos recursos disponibles para los servicios públicos. Por otra parte, a menudo se afirma que las empresas multinacionales se verán incentivadas a trasladar sus operaciones a jurisdicciones con impuestos más bajos, desprenderse de su capital y dejar a muchos desempleados.
Sin embargo, los estudios demuestran que otros factores, además de los fiscales, son mucho más importantes para las decisiones de inversión, como una mano de obra cualificada, unas infraestructuras públicas sólidas y una gobernanza estable. Las investigaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) demuestran cómo la inversión pública, alimentada por los ingresos fiscales, "aumenta la producción, tanto a corto como a largo plazo, atrae la inversión privada y reduce el desempleo".
Incluso los principales inversores afirman que los tipos impositivos no son lo que impulsa la toma de decisiones, y Warren Buffett declara: "Llevo 60 años trabajando con inversores y todavía no he visto a nadie rehuir una inversión sensata por el tipo impositivo sobre la ganancia potencial".
La realidad es que las multinacionales rara vez trasladan fábricas enteras o redes de producción a paraísos fiscales. Esta actividad crea pocos puestos de trabajo y apenas beneficia a la población local.
La "carrera a la baja" del impuesto corporativo en todo el mundo, así como la falta de mecanismos internacionales de aplicación sólidos, hacen que este traslado de beneficios sea un problema persistente que está lejos de solucionarse con las propuestas de la OCDE sobre BEPS o el impuesto mínimo mundial del 15%.
Pero mientras las empresas argumentan que unos impuestos más altos las empujan a deslocalizar puestos de trabajo, la realidad es que muchas se están enriqueciendo mientras contribuyen proporcionalmente menos en impuestos.
Las empresas son cada vez más ricas y pagan menos impuestos
Los beneficios de las empresas han crecido mucho más deprisa que los salarios en las dos últimas décadas. Según los estudios del FMI, los beneficios unitarios y los márgenes comerciales han aumentado a un ritmo mucho mayor que los ingresos de los trabajadores, lo que significa que las empresas se están llevando una mayor parte de los beneficios económicos mientras los salarios se estancan.
Muchos dirigentes empresariales afirman que sus empresas pagan más impuestos que nunca. Pero este estudio revela que los tipos impositivos legales de las empresas han disminuido de forma constante en todos los grupos de renta durante los últimos 20 años.
A medida que aumenta la rentabilidad de las empresas, éstas pagan proporcionalmente menos impuestos, beneficiándose de tipos más bajos e incentivos que reducen sus contribuciones totales. Mientras que los pagos fiscales absolutos pueden haber aumentado con el incremento de los beneficios, la parte global de los ingresos fiscales procedentes de las empresas ha disminuido, trasladando la carga de la financiación de los servicios públicos a los trabajadores. Si no se adoptan medidas para adaptar el impuesto corporativo al aumento de la rentabilidad, esta disparidad no hará sino acentuarse.
Principales resultados de la investigación
1. Una mayor recaudación fiscal está vinculada al crecimiento del empleo formal
Los datos revelan una tendencia convincente: las economías con ingresos fiscales estables y más elevados suelen registrar mejores resultados en el empleo formal. Los países de renta alta, en particular, muestran un fuerte vínculo entre unos ingresos fiscales constantes y unos niveles elevados de empleo formal. Estos ingresos permiten a los gobiernos invertir en infraestructuras críticas, mecanismos de aplicación de la legislación laboral y servicios públicos que crean un entorno propicio para la formalización del empleo.
Figura 1. Empleo formal e ingresos fiscales totales en % del PIB (2013-2021)

Fuente Elaboración propia a partir de ILO Stat y OECD Tax Database.
El gráfico muestra que los países con mayores ingresos fiscales tienden a tener mayores niveles de empleo formal. Este patrón es más evidente en los países de renta alta (puntos azules. En los países de renta baja (puntos verdes y amarillos), los menores ingresos fiscales suelen coincidir con niveles más bajos de empleo formal, lo que refleja los retos a los que se enfrentan estas economías a la hora de crear capacidad fiscal para apoyar la formalización del empleo.
En cambio, las economías emergentes muestran un panorama más complejo. Mientras que algunas economías han experimentado una trayectoria ascendente en los ingresos fiscales y el empleo formal, otras muestran una mayor variabilidad, reflejando los desafíos en la aplicación de los impuestos y una inestabilidad económica más amplia. No obstante, en los países en los que los ingresos son estables, las tendencias del empleo formal tienden a mejorar con el tiempo, lo que refuerza la importancia de unas políticas fiscales sólidas.
Sin embargo, las economías de renta baja con menores ingresos fiscales se enfrentan a importantes obstáculos. Con una capacidad fiscal limitada, sus gobiernos dependen en gran medida de impuestos regresivos como el IVA, que limitan la inversión pública en la creación de empleo formal. Los bajos e incoherentes niveles de ingresos de estas economías les dificultan la creación de la capacidad fiscal necesaria para apoyar la formalización, exacerbando la desigualdad y la informalidad del mercado laboral.
Estos datos ponen en tela de juicio la idea, tan arraigada, de que la reducción de los impuestos sobre las empresas impulsa automáticamente la inversión y el crecimiento del empleo. Por el contrario, sugiere que unos ingresos fiscales estables y sólidos, respaldados por unos sistemas fiscales que funcionen correctamente, son la piedra angular del progreso económico y de la formalización del mercado laboral.
2. Un mayor impuesto corporativo reduce las desigualdades de renta
El estudio demuestra la existencia de un patrón consistente que vincula unos tipos más altos del impuesto corporativo con una distribución más justa de los salarios y la renta. Analizando los países por grupos de renta y a lo largo de los últimos 8 años, muestra que cuando los países mantienen tipos impositivos más altos, una mayor proporción de la renta nacional se asigna sistemáticamente a los trabajadores a través de los salarios. La proporción de la renta del trabajo muestra cuánta producción económica se destina a los salarios de los trabajadores en comparación con los beneficios y rentas de los propietarios del capital.
El impuesto corporativo puede contribuir a la distribución de la renta entre el capital y el trabajo, garantizando que los trabajadores se beneficien proporcionalmente del crecimiento económico. Los países con tipos del impuesto corporativo más elevados tienden a ver cómo los que viven de sus salarios (en contraposición a los propietarios del capital) reciben una mayor parte de la renta nacional, contribuyendo a una distribución más equilibrada de los beneficios económicos. Por lo tanto, unos tipos más altos del impuesto corporativo desempeñan un papel fundamental en la reducción de las desigualdades de renta y en la promoción de un crecimiento económico equitativo.
Figura 1. Ingresos fiscales y participación en las rentas del trabajo (2013-2021)

Fuente 2. Elaboración propia a partir de ILO Stat y OECD Tax Database.
El gráfico muestra que los países con sistemas fiscales más sólidos -en particular las naciones de renta alta (puntos azules)- tienden a asignar una mayor proporción de la renta nacional a los salarios. Esto refleja cómo un impuesto corporativo eficaz puede ayudar a garantizar que el crecimiento económico se traduzca en mejores resultados para los trabajadores. Por el contrario, los países de renta más baja (puntos verdes y amarillos) suelen tener dificultades para lograr ganancias salariales similares, lo que pone de relieve el papel de la limitada capacidad fiscal en el refuerzo de la desigualdad.
3. Un impuesto corporativos más bajo no garantiza la creación de empleo
Los datos no muestran una relación directa entre los tipos del impuesto corporativo y los niveles de empleo o el número de puestos de trabajo creados. En los países de renta alta, los tipos del impuesto corporativo se han mantenido relativamente estables a lo largo del tiempo y, sin embargo, los niveles de empleo han aumentado gradualmente. Incluso durante periodos de fluctuación económica, como la fuerte caída del empleo en 2020 debido a la pandemia de COVID-19, las tendencias del empleo reflejaron retos globales y económicos más amplios que cambios en la política fiscal. Esto sugiere que factores más amplios -como las políticas económicas, el rendimiento empresarial y las estructuras del mercado laboral- desempeñan un papel mucho más importante en la configuración de los resultados del empleo que los tipos del impuesto corporativo por sí solos.
En las economías emergentes, la disminución de los tipos del impuesto corporativo no se ha traducido en un aumento proporcional del empleo. Mientras que los ingresos del impuesto corporativo se han mantenido relativamente estables, las tendencias del empleo sólo han mejorado en condiciones económicas favorables, lo que pone de manifiesto que los tipos impositivos por sí solos no son decisivos.
Los países de renta media-baja presentan aún más volatilidad. Tanto los ingresos del impuesto corporativo como los niveles de empleo varían significativamente, lo que refleja los retos a los que se enfrentan estas economías para mantener sistemas fiscales estables y fomentar mercados laborales formales. Esta variabilidad socava la idea de que el ajuste de los tipos del impuesto corporativo puede repercutir directamente en el empleo.
En general, los datos cuestionan la suposición común de que la reducción de los tipos del impuesto corporativo conduce a la creación de empleo. Por el contrario, subraya la importancia de contar con sistemas fiscales fuertes y estables, respaldados por estrategias globales que aborden los obstáculos estructurales al crecimiento del empleo.
Figura 3. Ingresos del impuesto corporativo (CIT) en % del PIB y tasa de empleo, 2013-2021, todos los grupos de renta.

Fuente 3. Elaboración propia a partir del WEO del FMI y las estadísticas de la OIT.
El gráfico muestra que los ingresos del impuesto corporativo y las tasas de empleo pueden fluctuar de forma independiente a corto plazo, desempeñando un papel más importante factores económicos más amplios como la pandemia de COVID-19. Mientras que los ingresos del impuesto corporativo como porcentaje del PIB aumentaron notablemente en 2021, los niveles de empleo sólo se recuperaron parcialmente, lo que subraya la compleja relación entre la fiscalidad y el crecimiento del empleo.
4. Cuando las empresas eluden impuestos, lxs trabajadores pagan el precio
La investigación muestra el impacto negativo sobre el empleo de las prácticas de traslado de beneficios de las multinacionales (EMN). Cuando las EMN trasladan sus beneficios a jurisdicciones de baja tributación, desvían recursos de inversiones que podrían crear puestos de trabajo y estimular el crecimiento económico en los países donde tienen lugar sus actividades económicas reales. Este desequilibrio socava la posición de negociación salarial de los trabajadores, ya que la disminución de la rentabilidad declarada suele aprovecharse para suprimir el crecimiento de los salarios y el empleo.
La investigación de López Forero (2021), centrada en las empresas francesas, demuestra las repercusiones en el mercado laboral del uso de paraísos fiscales por parte de las empresas multinacionales. Por término medio, el empleo disminuye un 8,6% tras el establecimiento de una empresa en un paraíso fiscal. Esta reducción se debe a estrategias de optimización fiscal, en las que los beneficios se trasladan artificialmente a jurisdicciones de baja tributación, subestimando el valor añadido nacional. Estas prácticas no sólo distorsionan la dinámica de los salarios y el empleo, sino que también reducen los ingresos nacionales que, de otro modo, podrían apoyar los servicios públicos y la creación de empleo.
Gráfico 4 Variación media del número de trabajadores de las EMN francesas tras su deslocalización a un paraíso fiscal

Fuente 4. López Forero, Margarita, Participación laboral agregada y paraísos fiscales: Las cosas no son siempre lo que parecen (2021)
El gráfico ilustra el cambio medio en el número de trabajadores empleados por las empresas multinacionales francesas (EMN) tras deslocalizarse a un paraíso fiscal. La fuerte caída que sigue al momento de la deslocalización (marcada por la línea vertical) muestra un descenso medio del empleo de aproximadamente el 8,6%. Este descenso refleja el impacto de las estrategias de traslado de beneficios, en las que las EMN reducen la rentabilidad nacional declarada, a menudo a expensas de la inversión en empleos y salarios locales. Los datos subrayan el vínculo entre la evasión fiscal agresiva y la reducción del empleo nacional.
La nota informativa de la ISP-NUTJ sobre "por qué y cómo detectar las prácticas de traslado de beneficios" describe cómo una empresa que elude impuestos en un país con impuestos elevados puede argumentar que no hay dinero para mejorar los salarios y las condiciones de trabajo en ese mismo país.
Conclusión y camino a seguir
La evidencia es clara: los países con sistemas fiscales sólidos y robustos suelen tener mejores resultados en materia de empleo, mejores servicios públicos y economías más resistentes. La idea de que los impuestos bajos impulsan el crecimiento económico no está respaldada por la evidencia: los países de renta alta con sistemas fiscales eficaces y eficientes y con importantes inversiones públicas en infraestructuras, innovación y servicios tienden a superar a los que se basan en estrategias de impuestos bajos.
Los sindicatos deben liderar la presión a favor de reformas fiscales progresivas y estrategias de negociación colectiva que den prioridad a los trabajadores frente a los beneficios empresariales. Limitar los ingresos fiscales de las empresas mediante una carrera a la baja o tácticas de evasión debilita las inversiones públicas necesarias para la prosperidad a largo plazo. Unas políticas fiscales más sólidas no son sólo una cuestión de justicia: son esenciales para un crecimiento económico sostenible.
Para avanzar, los responsables políticos, los sindicatos y los defensores de la causa deben impulsar reformas concretas que garanticen que las empresas contribuyen en la parte que les corresponde y que los sistemas fiscales benefician a los trabajadores, no sólo a los beneficios empresariales. Tres acciones clave pueden ayudar a conseguirlo:
Mejorar la información pública país por país (CbCR) en todo el mundo: Exigir a las EMN que publiquen informes detallados país por país sobre sus beneficios reales y los impuestos pagados aumenta la transparencia y la rendición de cuentas. Dado que la situación está mejorando lentamente (véase, por ejemplo, la reciente victoria australiana), los sindicatos también deben aprender a descifrar la información cada vez más disponible para aumentar su influencia en las decisiones estratégicas de sus empleadores.
Reformar las normas fiscales internacionales con una fiscalidad unitaria: Gravar a las empresas multinacionales como entidades únicas en función de sus beneficios globales reduciría el traslado de beneficios y alinearía la fiscalidad con la actividad económica real. Un enfoque unitario con prorrateo formulario garantiza que las empresas contribuyan equitativamente en todos los países en los que operan. Para que la gobernanza fiscal internacional sea eficaz y transparente, este planteamiento debe integrarse en un marco global inclusivo, con una aplicación estricta y una información pública. El actual proceso de la ONU sobre cooperación fiscal internacional representa una oportunidad histórica para establecer un sistema más justo que dé prioridad a la justicia fiscal frente a las lagunas jurídicas de las empresas.
Adoptar un tipo impositivo efectivo mínimo mundial del 25%: Establecer un tipo impositivo mínimo efectivo del 25% a escala mundial pondría freno a la competencia fiscal perniciosa y garantizaría recursos públicos para inversiones sostenibles y creación de empleo.
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