El 1 de febrero de 2023 se publicó el borrador inicial del tratado sobre pandemias (conocido como el Borrador Cero) para que los Estados miembros lo negocien. Las delegaciones gubernamentales han iniciado las negociaciones en Ginebra del 27 de febrero al 3 de marzo de 2023 con motivo de la cuarta reunión del Órgano Internacional de Negociación (INB4). A continuación se celebrará otra ronda de negociaciones del 3 al 6 de abril (INB5).

El borrador cero no reconoce adecuadamente el papel esencial de lxs cuidadores y el impacto que la pandemia tuvo en los sistemas de cuidado. Esto es inaceptable para los millones de cuidadores que arriesgaron sus vidas para garantizar que las personas más vulnerables de nuestras sociedades estuvieran bien atendidas, y ningún aplauso estará a la altura de garantizar su seguridad y dignidad en el trabajo. Los cuidados son un derecho humano fundamental. Unos sistemas bien financiados, completos y accesibles para las personas vulnerables son esenciales para una sociedad equitativa y justa.

El borrador cero ignora no sólo que unxs trabajadores seguros salvan vidas, sino también que la mejor prevención para las pandemias reside en unos sistemas de salud y del cuidado resilientes, de los cuales el trabajo decente para lxs trabajadores de la salud y el cuidado es una piedra angular. Respetar el Programa de Trabajo Decente para dichxs trabajadores en todos los lugares de trabajo es vital para unos servicios públicos de calidad y unos sistemas de cuidado fuertes.

Es importante que los sindicatos difundan la voz de lxs trabajadores al inicio de las negociaciones sobre el borrador cero y mantengan el impulso a medida que se desarrollan las negociaciones. De cara a la segunda ronda de negociaciones en abril, debemos asegurarnos de que las preocupaciones de lxs cuidadores estén representadas en el proceso del tratado. En colaboración con nuestras afiliadas, presionaremos para que se incluyan las siguientes prioridades en el texto del Tratado:

1. Acceso al trabajo digno

En todo el mundo, lxs cuidadores carecen de acceso a unas condiciones laborales dignas. El personal del cuidado, predominantemente femenino y a menudo inmigrante, es uno de los peor pagados y más precarios de nuestras sociedades. Cuando lxs cuidadores están infravalorados, mal pagados y trabajan en condiciones precarias, no pueden proporcionar unos servicios de cuidado adecuados. Lxs cuidadores de todo el mundo carecen de acceso a la libertad de asociación, a la negociación colectiva sectorial, a la progresión salarial y al apoyo profesional.

El Tratado debe garantizar a lxs trabajadores la igualdad de retribución por un trabajo de igual valor, oportunidades de formación, equidad y políticas de contratación y retención no discriminatorias; que se respeten los derechos a la libertad de asociación y a la negociación colectiva de todxs lxs trabajadores de los sectores de la salud y del cuidado, tanto de la economía formal como informal, así como su representación en el proceso de toma de decisiones; que se financie una protección social universal que tenga en cuenta las cuestiones de género y a la que puedan acceder todxs lxs trabajadores, independientemente de su situación laboral o su condición de migrantes, su origen racial o étnico, su discapacidad, su sexo o su orientación sexual, y que incluya a lxs trabajadores de la economía informal.

Un trabajo y unas condiciones de empleo dignos desempeñan un papel clave en la prevención y preparación ante pandemias e integran la resiliencia en los sistemas del cuidado. Garantizar el pleno acceso a los derechos laborales de todxs lxs trabajadores del cuidado constituye un factor determinante para prevenir brotes en los lugares de trabajo durante futuras pandemias.

2. Salud y seguridad en el trabajo

Lxs profesionales del cuidado se enfrentan a una serie de riesgos laborales asociados a infecciones, manipulación insegura de pacientes, productos químicos peligrosos, radiación, calor y ruido, riesgos psicosociales, violencia y acoso, lesiones y suministro inadecuado de agua potable, saneamiento e higiene. Trabajadores del cuidado de todo el mundo quedaron expuestos a la pandemia sin acceso a equipos de protección individual (EPI) de calidad. Muchxs se vieron obligados a diseñar sus propios EPI, utilizando bolsas de basura u otros materiales no estériles. Con demasiada frecuencia hemos sabido de trabajadores que se quedaron con usuarixs de servicios infectadxs o potencialmente infectadxs, con escasa orientación y formación sobre cómo prevenir la propagación de la infección.

La falta de políticas sólidas de salud laboral o el incumplimiento de las mismas por parte de los empleadores ponen en peligro a lxs cuidadores. Es importante que los lugares de trabajo sean lugares agradables donde se respeten la libertad y la dignidad de lxs residentes, y donde la salud y la seguridad de todos se gestionen de forma sólida y eficaz. Al salvaguardar la salud, la seguridad y el bienestar de lxs cuidadores, podemos prevenir enfermedades y lesiones causadas por el trabajo, al tiempo que mejoramos la calidad y la seguridad de los servicios de cuidado, los recursos humanos para la salud y la sostenibilidad medioambiental en el sector de la salud. El Tratado sobre pandemias debe tener una referencia explícita al fortalecimiento de la salud y la seguridad en el trabajo de lxs trabajadores de la salud, por ejemplo incluyendo la obligación de mantener reservas mínimas de EPI y/o apoyar la producción local en el país para crear cadenas de suministro más resilientes.

3. Niveles seguros de dotación de personal

Hay una crisis de personal en los servicios del cuidado; muchos sistemas del cuidado de todo el mundo no cuentan con el personal adecuado y las vacunas superan la oferta de trabajadores del sector. Dichxs trabajadores, hartos de la explotación y los bajos salarios, abandonan el sector en cifras récord. Lxs que se quedan disponen de poco tiempo y recursos para hacer frente a sus crecientes cargas de trabajo. A medida que las sociedades se expanden y las personas viven más años, las necesidades de cuidado no harán más que aumentar. Los gobiernos de todo el mundo deben garantizar que lxs cuidadores tengan las cualificaciones, la formación y el apoyo adecuados para desempeñar sus funciones. Sin una dotación de personal obligatoria o una evaluación periódica de las futuras necesidades de mano de obra, los gobiernos no pueden planificar ni formar al personal necesario para garantizar la prestación segura de los servicios del cuidado, y esto debe reflejarse claramente en el texto del Tratado.

4. Protección contra la violencia y el acoso

Como hemos visto en todo el mundo, lxs trabajadores de la salud y del cuidado se han visto obligados a estar en el punto de mira. La violencia contra estxs trabajadores aumentó fuertemente durante la pandemia de COVID-19 y esta tendencia tiene visos de continuar. Los ataques han exacerbado el estrés laboral y los riesgos para la salud física y mental de lxs cuidadores. Las evaluaciones internacionales sugieren que hasta el 38% de lxs trabajadores de la salud y el cuidado sufren violencia física en el lugar de trabajo en algún momento de su carrera profesional. El Tratado debe hacer un llamamiento explícito a los gobiernos para que ratifiquen el C190 y promulguen políticas que aborden la violencia y el acoso en los centros de cuidado, como evitar que el personal trabaje solo, reducir al mínimo los tiempos de espera en los servicios y proporcionar apoyo psicológico y formación a lxs trabajadores del cuidado sobre resolución de conflictos.  

5. Sistemas de salud y cuidado plenamente financiados y bien integrados

La pandemia puso de manifiesto los puntos débiles de los sistemas del cuidado. En muchos países con servicios privatizados, los resultados para lxs usuarixs y lxs trabajadores fueron peores durante la pandemia. La comercialización de los cuidados ha antepuesto la obtención de beneficios a nuestras necesidades de cuidado. No trata a lxs usuarixs vulnerables como personas, sino como centros de ingresos y beneficios. Trata a lxs trabajadores no como proveedores esenciales de cuidados de calidad, sino como costes que hay que minimizar recortando salarios, formación y dotación de personal. Los servicios del cuidado privatizados socavan nuestros sistemas públicos de salud e incentivan los malos resultados en dicho sector. Problemas de salud que podrían prevenirse invirtiendo en unos cuidados de calidad se trasladan, en cambio, al sistema de salud una vez que se agravan. Peor aún, el sistema de cuidados privado tiene incentivos para evitar la rendición de cuentas y trata a lxs trabajadores, y a sus sindicatos, como fuerzas opuestas a la maximización del beneficio.

El cuidado a las personas vulnerables requiere un enfoque holístico y bien financiado. Los sistemas de cuidado de calidad deben integrarse en nuestros sistemas de salud. La integración exitosa de la planificación, la puesta en marcha y la prestación de servicios coordinados, conjuntos y sin fisuras para ayudar a las personas a llevar una vida sana, independiente y digna, mejorando los resultados para el conjunto de la población. Todo el mundo debe tener acceso a un cuidado de calidad y asequible cuando más la necesite. El Tratado debe incluir una referencia a la prestación pública de cuidados asequible y de calidad.

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