Luchamos por unos servicios públicos que se diseñen, financien y presten utilizando principios transformadores del género, ampliando el acceso de las mujeres al mercado laboral, eliminando barreras y poniendo fin a la brecha salarial entre los géneros.

Los servicios públicos reequilibran la distribución del poder y los recursos que permiten que el patriarcado prospere.

La lucha por la igualdad de género requiere un enfoque intersectorial que reconozca las diversas formas de discriminación y las desigualdades a las que se enfrentan las mujeres en el trabajo y en el hogar. La igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor es fundamental para transformar las jerarquías salariales y poner fin a la segregación de género en la fuerza de trabajo. Necesitamos aumentar el valor económico y social del trabajo de cuidado, la educación y la atención de la salud

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Sensibilización de los servicios públicos al género

Necesitamos corregir la histórica división del trabajo por género que hace que la carga del cuidado no remunerado recaiga predominantemente en las mujeres y las niñas. El trabajo no remunerado de las mujeres ha compensado de forma rutinaria las deficiencias de los servicios públicos, por ejemplo, la falta de cuidado de lxs niñxs, de atención de la salud o de servicios para las personas con discapacidad.

Debemos proporcionar servicios públicos que aborden las necesidades específicas de las mujeres y las niñas. Los servicios públicos neutrales en cuanto al género han dado lugar a menudo a una discriminación indirecta. Los servicios de salud específicos para el género son esenciales, así como los servicios públicos que abordan la violencia doméstica y las historias de discriminación;

Tenemos que crear servicios públicos que respeten, protejan, cumplan y promuevan los derechos de la mujer a la integridad corporal, a la no discriminación y a vivir sin violencia;

Asegurar que los servicios públicos aborden la naturaleza interseccional de la discriminación. Los determinantes sociales como la clase, la raza, el origen étnico, la edad, la orientación sexual y la identidad de género, la situación migratoria, la ubicación geográfica y otros factores sociales crean sistemas de discriminación superpuestos e interdependientes en los que la discriminación por motivos de género se magnifica.

Los Estados están renunciando a AUMENTAR sus obligaciones, recortando la financiación y privatizando.

Esto resulta en servicios de menor calidad, mayor desigualdad y marginación y una carga adicional para las trabajadoras.

Por este motivo la ISP está liderando la lucha por servicios públicos orientados hacia la justicia de género y el desarrollo sostenible.

Pensando la respuesta a la COVID-19 con un enfoque de género inclusivo

La actual emergencia sanitaria de COVID-19 está exacerbando las desigualdades estructurales de género, así como las dimensiones transversales de la discriminación estructural. En el marco de su campaña mundial, la ISP propondrá y desarrollará las respuestas formuladas con el fin de reducir las desigualdades en una etapa temprana y garantizar la preservación de los derechos humanos en condiciones de igualdad para todxs.

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El empleo en el sector público es fundamental para crear oportunidades laborales seguras y de calidad para las mujeres.

Sin embargo, en el sector público, seguimos viendo una histórica división sexual del trabajo. Las mujeres trabajadoras se concentran en servicios de primera línea para tareas como la atención, la salud y la educación primaria. Los hombres son los más prominentes en el suministro de agua y saneamiento, energía, gestión de residuos y en los servicios de emergencia. Lamentablemente, las condiciones de trabajo y la remuneración por el trabajo siguen siendo desiguales en los servicios públicos de todo el mundo.

Para que tengamos servicios públicos de calidad, necesitamos asegurarnos de que estos servicios sean "sensibles al género".

Violencia en el trabajo

A pesar del arduo trabajo para proporcionar a lxs demás una mejor calidad de vida, muchas trabajadoras de los servicios públicos se enfrentan a la violencia en el trabajo de forma regular y alarmante. Según un estudio reciente realizado entre 1.000 empleadxs del sector público por especialistas en lesiones en el trabajo, Slater y Gordon:

1/5

mujeres

sufre violencia física en el trabajo

55%

trabajadoras

dicen que han experimentado un comportamiento agresivo o intimidatorio

2/3

enfermeras

experimentó violencia o amenazas en el trabajo

Acabar con la violencia de género en el mundo del trabajo- #RatifyILO190

Los sindicatos de todo el mundo están exigiendo la ratificación de normas internacionales vinculantes para poner fin a la violencia de género en el mundo del trabajo y el derecho universal a la licencia remunerada por violencia doméstica.

Consulta la campaña de la ISP

Creación de un movimiento mundial por la justicia salarial

Más allá de la igualdad salarial debemos construir un movimiento por la justicia salarial: debemos elevar el valor del trabajo de las mujeres, al tiempo que transformamos la jerarquía salarial que segrega a las mujeres por ocupaciones, las coloca en la parte inferior de las escalas salariales y aborda la continua división sexual del trabajo.

Tras una larga historia de lucha por la igualdad de género, la ISP alcanzó un hito en 2017, cuando por primera vez en nuestro Congreso se aprobó un Programa de Acción plenamente integrado en materia de género. Esto significa que la lucha por la igualdad de género se incorpora en cada sector y temas de nuestro trabajo. Pone nuestra lucha por la justicia económica y la redistribución de los ingresos y la riqueza en el centro de nuestras actividades y promueve soluciones para garantizar que el trabajo de las mujeres sea mejor valorado

En muchos países, los salarios del sector privado en las industrias dominadas por los hombres son considerablemente más altos que en los servicios de atención pública, como la salud, la educación, el cuidado de lxs niñxs y de lxs ancianxs, en los que las mujeres constituyen la abrumadora mayoría.

El cambio transformador requiere un enfoque estructural e interseccional para lograr una verdadera justicia salarial.

• Desafortunadamente el género, la raza y la clase continúan distorsionando las jerarquías y los salarios del mercado laboral.

• La desigualdad salarial debe abordarse de manera sistemática. La verdadera igualdad significa elevar los estándares de trabajo de las mujeres en todo el mercado laboral, y no sólo promover a unas cuantas mujeres más en las salas de juntas directivas.

• Esta cuestión debe vincularse a la lucha más amplia por la justicia económica, para derribar las jerarquías que perpetúan todas las formas de discriminación y explotación.

Huelga por la igualdad de salarios

La ISP apoya activamente la militancia sindical en favor de la igualdad de salarios.

Mira nuestra cobertura de la huelga de Glasgow.

Factores clave para servicios con sensibilidad de género

Libertad de asociación: Sin estos derechos, el trabajo decente de lxs trabajadorxs de los servicios públicos de primera línea corre un riesgo considerable. El papel de los sindicatos es fundamental para garantizar la igualdad de género en el mundo del trabajo, por lo que es fundamental corregir los desequilibrios de poder y proteger la organización sindical.

Justicia salarial: La actual brecha salarial entre la fuerza de trabajo masculina y femenina está construida históricamente por la división sexual del trabajo. Una propuesta transformadora para la igualdad de género exige un enfoque intersectorial que reconozca las diversas formas de discriminación y desigualdades a las que se enfrentan las mujeres en el trabajo y en el hogar. La igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor debe reconocer esto y transformar las jerarquías salariales para poner fin a la segregación de género en la fuerza de trabajo.

El aumento del valor económico y social del trabajo de cuidado, la educación y los servicios públicos de salud ayudará a eliminar un sistema que perpetúa estas desigualdades.

Aumento del empleo público: Las medidas de austeridad en todo el mundo han debilitado los servicios públicos y han provocado un grave subempleo en sectores clave. Las mujeres trabajadoras a menudo han tenido que asumir la responsabilidad. Un ejemplo clave es el sector de la salud, en el que la proporción entre enfermeras y pacientes debe aumentar drásticamente. Si los gobiernos no adoptan medidas urgentes, la Organización Mundial de la Salud estima que para 2030 habrá un déficit de 18 millones de trabajadorxs de la salud y sociales en todo el mundo.

“"Los servicios públicos con sensibilidad de género son fundamentales para poner fin a las divisiones de poder, control y trabajo por motivos de género, así como a las normas y funciones definidas tradicionalmente".

Sin violencia de género y acoso: Lxs trabajadorxs de la administración pública están en la primera línea del gobierno y a menudo están expuestxs a la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, que proviene de lxs empleadorxs, lxs compañerxs de trabajo y tercerxs. Lxs trabajadorxs subcontratadxs, ocasionales y precarixs corren un riesgo especial, ya que podrían perder fácilmente su empleo si presentan denuncias por acoso y violencia. Las mujeres trabajadoras también experimentan la violencia en la pareja y, como el mayor empleador de mujeres a nivel mundial, los gobiernos pueden establecer una norma importante al incluir en los convenios colectivos la licencia por violencia doméstica y las protecciones.

Los hombres también sufren violencia y acoso en el lugar de trabajo. Sin embargo, la distribución desigual del poder y los continuos estereotipos hacen que las mujeres sean mucho más vulnerables. La discriminación social y de género, que prevalece en toda la sociedad, suele reproducirse y agravarse por la cultura del lugar de trabajo. Esto puede perpetuar una posición subordinada y la posible violencia contra la mujer, junto con las minorías étnicas o sexuales.

Esto puede perjudicar el bienestar físico y psicológico de la mujer trabajadora y provocar problemas de salud. Lamentablemente, la vida laboral de demasiadas mujeres se caracteriza por la ansiedad, la depresión, los ataques de pánico, los trastornos del sueño, el déficit de atención y los problemas de memoria, junto con un sentido más amplio de vulnerabilidad.

La violencia en el lugar de trabajo afecta a todos los sectores, tanto a la fuerza de trabajo pública como a la privada. Pero el sector de la salud, donde las mujeres constituyen la mayoría de lxs trabajadorxs, es uno de los peores. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que la violencia en este sector constituye una cuarta parte de todas las agresiones que tienen lugar en el lugar de trabajo. Un informe reciente de los Estados Unidos revela que el 54% de las enfermeras de emergencia informaron haber sufrido violencia en el lugar de trabajo en los últimos siete días.

Lxs pacientes y lxs visitantes son una fuente de violencia, pero lxs colegas y lxs superiores también suelen ser parte del problema. La violencia relacionada con el trabajo se intensifica en situaciones de guerra y crisis económica, y es también una consecuencia de las medidas de privatización y austeridad. Esas políticas traen consigo más desregulación, trabajo precario, recortes de puestos de trabajo y aumentan las oportunidades de abuso.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) destaca que la violencia en el lugar de trabajo aumenta como consecuencia de las reestructuraciones, la insuficiencia de personal, la excesiva carga de trabajo, los contratos no estándar y la falta de normas de seguridad adecuadas.

Las víctimas de la violencia en el lugar de trabajo no son sólo lxs trabajadorxs. El agotamiento, la depresión y la insuficiencia de personal termina por afectar la calidad del servicio para lxs pacientes y sus familias también. De esta manera, la violencia en el mundo del trabajo también conduce a un flujo negativo en los efectos para toda nuestra sociedad.

Cuando los gobiernos entregan el sector público al mercado, implementan una desregulación generalizada y recortan las protecciones laborales que tenemos, la violencia y el acoso aumentan y todxs pagamos el precio.

Rosalia Vazquez-Alvarez Experta de la OIT

"En muchos países las mujeres tienen un nivel de educación más alto que los hombres pero ganan salarios más bajos, incluso cuando trabajan en las mismas categorías ocupacionales".

Sabemos que:

  • Las principales causas de la brecha salarial entre los géneros provienen de la histórica división sexual del trabajo y la consiguiente desvalorización del trabajo tradicional de las mujeres

  • Las mujeres entraron primero en la fuerza de trabajo concentrada en ocupaciones específicas que durante siglos, no han cambiado mucho.

  • Las mujeres también asumen una parte desproporcionada del trabajo no remunerado, incluso en el hogar, lo que agrava su desvalorizado trabajo.

  • No se han eliminado las barreras para la progresión profesional de las mujeres y para entrar en carreras dominadas por los hombres (especialmente en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).

  • Las mujeres ganan menos que los hombres, incluso cuando realizan el mismo trabajo y tienen las mismas o mayores calificaciones. Los avances en la educación de las mujeres no han solucionado la brecha salarial.

  • La brecha salarial entre los géneros en su conjunto debe abordarse como una cuestión de justicia económica.

  • Debemos hacer visible el trabajo no remunerado y desvalorizado que hacen las mujeres.

Adjoujiu Gueme Federation des Syndicats du Secteur Public du Tchad (FSPT)

"Como mujeres trabajadoras - y líderes sindicales - a menudo, cuando intentamos defender nuestros derechos, las 'cáscaras de plátano' se deslizan delante de nuestros pies."

Adjoujiu es la primera mujer dirigente de un sindicato en el Chad y ha desempeñado un papel fundamental en el avance de la lucha por los derechos de lxs trabajadorxs del sector público.

Mira la historia de cómo ayudó a organizar la primera Marcha de Mujeres de Chad: parte de nuestra serie de cortometrajes One day.

Mujeres en la fuerza de trabajo mundial

Los sindicatos deben liderar la lucha por la igualdad de género

La voz mundial de lxs trabajadorxs en la lucha por la igualdad de género

Durante más de una década, la ISP ha ayudado a dirigir la presencia sindical en la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer.

Con nuestra participación hemos reforzado la importancia de los derechos sindicales y laborales para avanzar en el empoderamiento de la mujer y también el papel estratégico de los servicios públicos en esta lucha.

Hemos trabajado en estrecha colaboración con el movimiento de justicia fiscal para construir el argumento a favor de la financiación de los servicios públicos que pueden permitir a las mujeres y las niñas disfrutar plenamente de sus derechos humanos.

La ISP ha emprendido dos estudios experimentales en el Perú y Ghana que ponen de manifiesto la forma en que la evasión impositiva de las corporaciones socava nuestra capacidad de cerrar la brecha de género y obstaculiza la financiación necesaria para invertir en enfoques transformadores para lograr la igualdad de género.

Estamos ayudando a los sindicatos a ganar batallas

La ISP proporciona el vínculo entre estos niveles desarrollando y compartiendo la investigación, las campañas y la influencia política necesarias para ganar

Luchamos por la igualdad salarial

Presionamos para que se ratifique el Convenio 100 de la OIT sobre la remuneración. También somos miembros de la Coalición Internacional para la Igualdad Salarial-EPIC.

Luchamos por la financiación

Sabemos que la lucha por la justicia fiscal es una lucha feminista. Nos unimos a las ONG y a la sociedad civil y luchamos contra los recortes y la austeridad

Respaldamos a las activistas sindicales

Brindamos regularmente sesiones de capacitación para desarrollar líderes femeninas fuertes y hemos implementado reglas para asegurar que nuestras afiliadas aumenten la participación de las mujeres en todos los niveles de sus organizaciones

Damos forma a las políticas mundiales de género

Estamos entre los líderes del Grupo Sindical de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas y hemos sido una voz fuerte en la lucha por las normas de la OIT sobre la violencia en el trabajo.

Lideramos con el ejemplo

Tenemos una política de paridad de género, convirtiéndonos en el primer sindicato mundial que tiene un 50% de mujeres en todos los órganos de decisión.

Nos resistimos a la violencia, al acoso y a la opresión

El debate sobre la violencia en todas sus variadas manifestaciones se ha ampliado en forma y contenido hasta el punto de que ha trascendido su condición de "cuestión de género" para convertirse en una prioridad básica de nuestro movimiento.

¡Involúcrate!

¿Quieres luchar por la igualdad salarial?

Únete a un sindicato. Averigua si tu país ha firmado el Convenio 100 de la OIT sobre la igualdad de remuneración. Si lo ha hecho, consulta las recomendaciones de la OIT, si no lo ha hecho, inicia o únete a una campaña para la ratificación.

¿Tienes interés en hacer una campaña para terminar con la violencia en el trabajo?

El nuevo Convenio de la OIT (C190) es una herramienta clave para poner fin a la violencia de género en el trabajo. Obtén más información y súmate a la campaña para la ratificación.

¿Tienes problemas de violencia y acoso en el trabajo?

Contacta a tu sindicato local. Averigua si existe un sistema independiente de quejas en el lugar de trabajo.

¿Deseas saber más sobre cómo otros sindicatos están logrando triunfos para las trabajadoras?

Consulta algunas de nuestras investigaciones, estudios de casos y vídeos.